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Índice
INTRODUCCIÓN: ¿qué es esto?................................................................................................03


RESUMEN EJECUTIVO ............................................................................................................06

I. LAS TRABAJADORAS DEL CONOCIMIENTO ...........................................................................13

A. El trabajo como autorrealización: ‘aspiracionalidad’ y frustración .................................................15
B. El trabajo cognitivo, un trabajo “flexible y etéreo”. .....................................................................17
C. El emprendedor como modelo ..............................................................................................19

II. LA CRISIS ..........................................................................................................................23

A. El ciclo temporal de la crisis..................................................................................................24
B. La responsabilidad y el origen de la crisis ...............................................................................26
C. La especificidad española ....................................................................................................31
D. Las referencias internacionales ..............................................................................................36
E. La vivencia de la crisis .........................................................................................................37
F. Las consecuencias sociales de la crisis ...................................................................................40

III. LOS ACTORES DE LA CRISIS...............................................................................................44

A. Los  partidos y los dirigentes políticos.....................................................................................45
B. Los sindicatos y los sindicalistas ............................................................................................51
C. Patronal, intelectuales, medios de comunicación y  funcionarios .................................................55

IV. LA HUELGA DEL 29S .........................................................................................................60

V. EL FANTASMA DE LA CULPA ...............................................................................................72

VI.LAS SALIDAS A LA CRISIS ..................................................................................................78

A. La dificultad para hablar sobre el futuro y la asunción del ciclo económico ..................................79
B. Las salidas de la resignación: individualización y mercado .........................................................80
C.      Las salidas desde el cambio: los modelos alternativos .........................................................82

VII. POSIBLES LINEAS DE TRABAJO ........................................................................................87

Addenda: Sobre el movimiento #15M .......................................................................................92



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La crisis según los trabajadores del conocimiento




Introducción: ¿Qué es esto?

El informe de resultados de un proyecto de investigación destinado a conocer la percep-
ción, es decir, los discursos de los trabajadores del conocimiento en relación a “la crisis”.
Hemos partido del supuesto de que los trabajadores del conocimiento, como trabajadores
de la producción y la distribución de signos, tendrán/tienen un rol particularmente im-
portante en la definición social de “la crisis”, de sus orígenes, de los actores implicados y
de las posibles salidas, y esto es así en la medida en que dichos trabajadores tienen una
mayor capacidad (que los trabajadores de otros sectores) para poner en circulación sus
discursos. Hay que señalar que su discurso es, al menos en buena parte, el que nutre de
valores y perspectivas el discurso de los medios de comunicación (ya que las trabajadoras
cognitivas son las que trabajan en ellos), y por tanto, tiende a tener más eco e influencia.

Además de este motivo de orden teórico, había otro de orden práctico para la elección de
los trabajadores del conocimiento como objeto de esta investigación: quienes la hemos
realizado también lo somos, de tal forma que esta proximidad “natural” facilitaba algo la
tarea de “reclutamiento” de los informantes que finalmente participaron en la investiga-
ción.

De forma operativa, hemos entendido por “trabajadores del conocimiento” aquellos tra-
bajadores cuya tarea esencial es la distribución de información y la producción de signos.
Así, han participado en el estudio editores, periodistas y otros colaboradores con medios
de comunicación, diseñadores de interiores, profesionales de la publicidad, el marketing y
la comunicación, guionistas, trabajadores del sector de Internet (diseño gráfico, desarrollo
web, agencias de marketing online…), profesionales de las artes escénicas, del ámbito de
la divulgación científica, del sector de la moda, arquitectos…

De este modo, el presente informe se basa en la realización de:

         •	 Cuatro grupos de discusión con 5-8 participantes en cada uno. Los informan-
            tes tenían entre 27 y 40 años y eran licenciados universitarios. Se ha diferen-
            ciando entre dos perfiles:

           o Lo que hemos dado en llamar “estables”: además de pertenecer a los sec-
             tores arriba indicados, tenían ingresos anuales superiores a 25.000€ brutos
             y contratos indefinidos o, en el caso de los autónomos, ese mismo nivel de
             ingresos y una línea regular de trabajo.

           o Lo que hemos dado en llamar “precarios”: tenían ingresos anuales inferio-
             res a 25.000€ brutos y contratos temporales (de duración determinada, en
             prácticas, como becarios, etc.) o, en el caso de los autónomos, ese mismo
             nivel de ingresos y una línea irregular de trabajo. En ambos casos (autóno-
             mos y asalariados) se aceptaba que hubiesen desarrollado temporalmente
             trabajos no cualificados (fuera del sector del “conocimiento”).

            Debido a limitaciones de los recursos disponibles, y también a la expectativa




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Introducción: ¿Qué es esto?




                        de encontrar elementos transversales, no ha sido tenido en cuenta como va-
                        riable en el diseño de la muestra el posicionamiento político (“ideológico”) de
                        los informantes, de tal forma que los grupos de discusión han resultado inter-
                        namente heterogéneos desde este punto de vista. Y, como veíamos, tampoco
                        hemos distinguido entre trabajadores por cuenta propia y cuenta ajena en el
                        diseño de la muestra.

                        Se han realizado dos grupos de discusión con cada uno de los perfiles. Los
                        grupos fueron de aproximadamente dos horas de duración cada uno y tuvie-
                        ron lugar en Madrid en los meses de octubre y noviembre de 2010.



                                           ¿Quiénes somos?
           Un grupo de profesionales de la investigación social y de mercados: Fernando Díez,
           Miguel Gomis, Felipe Romero y Laura Vázquez. La maquetación el presente documen-
           to ha corrido a cargo de Jorge Correa y Javier Peña. Puedes contactar con nosotros en:
           trabajadoresconocimiento@gmail.com

           El documento se distribuye bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento (by)




                                     ¿Y para qué lo hacemos?
           Por simplificar, diremos que partimos de una perspectiva de izquierda transformadora:
           nuestra intención es conocer en profundidad la narración y conceptualización de “la cri-
           sis” por parte de aquellos que tienen capacidad para generar discurso social. ¿Pueden
           los resultados de este estudio ayudarnos (a esa izquierda transformadora) a intervenir de
           forma más certera sobre la realidad de la crisis? ¿Puede ayudarnos a elaborar discursos
           con mayor capacidad de circulación? Con esta intención, en el último epígrafe (“líneas de
           trabajo”) se presentan algunas sugerencias dirigidas a los diferentes actores de este ámbito
           de la izquierda transformadora. Quizás dos aclaraciones resulten relevantes:

                     •	 El proyecto se ha desarrollado de forma autónoma de cualquier organización.

                     •	 Puesto que todo informe de resultados en investigación social (o de merca-
                        dos) está atravesado de la subjetividad de los analistas, su pertinencia reside
                        no tanto en una pretendida objetividad (anhelada, pero inviable) como en el
                        hecho de ser capaz de decir cosas relevantes, significativas: esperamos haberlo
                        conseguido.




                                                        4
La crisis según los trabajadores del conocimiento




Y una última aclaración con respecto al uso del género en el lenguaje empleado
a lo largo del presente informe: para combatir la invisibilidad a la que las nor-
mas del lenguaje condenan a las mujeres (100 mujeres y un hombre son ellos), en
unas partes del documento se utiliza el género masculino como genérico inclusivo
mientras que en otras partes se utiliza el género femenino también como genérico
inclusivo, de tal forma que cuando decimos “las trabajadoras del conocimiento” o
“las informantes” o “las autónomas” estamos queriendo incluir a hombres y mu-
jeres.




                                    5
Resumen ejecutivo




              Resumen ejecutivo
La crisis según los trabajadores del conocimiento




Resumen ejecutivo


                1. Los trabajadores del conocimiento
Aunque el objetivo del presente proyecto no sea un análisis detallado de la naturaleza de la
relación de los trabajadores del conocimiento con el trabajo asalariado, sí resulta de inte-
rés destacar algunos rasgos que afectarán al modo en que éstos viven, interpretan y toman
posición en relación a la crisis.

   •	 El trabajo (“trabajar de lo mío”) aparece como vía central hacia la autorrealización
      personal: por tanto, también, no obtener el trabajo deseado es fuente de profunda
      frustración.

   •	 El trabajo cognitivo se dibuja como un trabajo “flexible y etéreo”, dónde se difumina
      la frontera entre lo personal y profesional, en el que se exige y se valora como
      paradigma la creatividad, y en el que Internet aparece como el hábitat natural.

   •	 Cristaliza la figura del “emprendedor” como modelo. No sólo es una salida
      transitoria a la crisis sino que se constituye como un modelo “ético” deseable, a nivel
      individual y social, y que se contrapone (riesgo, esfuerzo, incertidumbre) a la figura
      que aparece como el anti-héroe por excelencia: el funcionario.



                                     2. La crisis
  •	 La crisis financiera se configura como el epicentro de la crisis pero el contexto previo
     de consumo desenfrenado (apoyado en un crédito fácil) hace que la “culpa” de la
     crisis se socialice: “todos hemos sido culpables por vivir por encima de nuestras
     posibilidades”

  •	 Lo político es el gran ausente: ausente por impotente a la hora de jugar un papel
     distinto al de canalizar la conversión de la crisis financiera en crisis social.

  •	 La crisis ahonda la flexibilidad laboral y vital, empeora las condiciones laborales e
     incrementa la sensación de inseguridad.

  •	 Los “estables” vivencian la crisis desde el temor (aunque un temor muy vinculado
     al impacto en el consumo), los “precarios” desde el desánimo (la crisis acentúa el
     malestar ante una trayectoria profesional insatisfactoria).

  •	 La especificidad española: aunque el origen de la crisis pueda ser internacional, de
     inmediato se aterriza en la especificidad española, donde la burbuja inmobiliaria y
     la sensación de “vivir por encima de nuestras posibilidades” surgen con particular




                                             7
Resumen ejecutivo




                fuerza. Hay un enorme distanciamiento con “lo español”, una enorme desconfianza
                en la sociedad española, en sus actores públicos, pero también en el conjunto de la
                ciudadanía.

            •	 La emigración se configura como una opción plausible, disponible y deseable, en
               particular para los precarios.



                                    III. Los actores de la crisis
            •	 Los partidos y los dirigentes políticos

                     o Los actores políticos aparecen en el discurso sobre la crisis de forma tardía.
                       Cuando se mencionan, se desarrolla un discurso enormemente consistente
                       y crítico, caracterizado por:

                            	 La indiferenciación de la clase política: “todos son iguales”, no en el
                              sentido de la ausencia de diferencias ideológicas sino en el de que
                              comparten un mismo interés, el propio, alejado del de la ciudadanía,
                              agravado por su ineptitud, despilfarro y corrupción.

                            	 La percepción de la política como pura puesta en escena, más que
                               como toma de decisiones sustantivas.

                            	 Un marco mental claramente delimitado, el bipartidismo, sin apenas
                               referencias a otras alternativas. Este bipartidismo y la sensación de
                               que los dos grandes partidos se parecen mucho entre sí, al menos
                               en lo que a políticas económicas se refiere, delimita un escenario
                               político construido sobre lo previsible; aunque con elementos
                               criticables, resulta “conocido” y genera un marco de inteligibilidad
                               y seguridad. Las opciones políticas minoritarias representarían el
                               disenso, la salida de este marco seguro y previsible.

                     o Solo entre los perfiles situados más a la izquierda (que con frecuencia
                       comparten también lo indicado con anterioridad) se incide en el carácter
                       injusto de las iniciativas de recorte y la incapacidad de “la política” para
                       operar de forma autónoma respecto a la “economía”.

                    •	 Sindicatos y sindicalistas: los sindicatos sólo aparecen al hilo de la huelga,
                       es la huelga la que les hace “aterrizar” en la narración; su presencia en los
                       momentos previos al conflicto es ignorada/invisible. De forma dominante, el
                       acercamiento a los sindicatos se realiza desde la desconfianza, lo que termina
                       por eclipsar cualquier otra consideración. Este discurso tiene varias vertientes
                       (que con frecuencia también se reproducen desde la izquierda):

                     o Los sindicatos no representan realmente a los trabajadores.




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La crisis según los trabajadores del conocimiento




       o De forma más concreta, los sindicalistas como depositarios de privilegios
         (con frecuencia, sin haber tenido experiencia directa con sindicalistas).

       o De manera más débil, un problema en la comunicación de sus mensajes y
         propuestas.

       o Solo desde algunos informantes situados a la izquierda se rescata la figura
         de los sindicatos, pero más como depositarios de una tradición histórica que
         por su práctica actual.

•	 Patronal: las referencias a la patronal no pasan de lo anecdótico (menciones a
   Gerardo Díaz Ferrán). Sin embargo, es ilustrativo que en contraste con los sindicatos
   se le atribuye coherencia y honestidad: juegan el rol (defensa de los intereses de los
   empresarios) que se espera de ellos.



                          IV. La Huelga del 29S
•	 De forma general, tanto entre quienes no secundaron la huelga como entre quienes
   sí lo hicieron, las maneras de referirse a ella son altamente negativas e incluso
   peyorativas (tomadura de pelo, paripé, cubrir el expediente, sin perspectiva,
   pitorreo,..).

       o Quienes sí secundaron la huelga son muy críticas con los sindicatos y con
         las maneras y sobre todo los tiempos de la convocatoria. Sin embargo, la
         apoyan a pesar de todo, “por encima” de los sindicatos, convirtiéndola en
         un momento y una oportunidad de posicionamiento y explicitación de sus
         convicciones políticas, más que confiando en forzar la rectificación de la
         reforma laboral, objetivo que no se considera realista.

       o Por su parte, quienes no fueron a la huelga aducen una mezcla heterogénea
         de motivos y explicaciones de diferentes órdenes, que se solapan entre sí
         dando lugar a menudo a discursos contradictorios (cabe señalar también
         que algunos de estos discursos son compartidos también por los perfiles
         más afines a la huelga y que, de hecho, la secundaron, aún a pesar de estos
         discursos):

               	críticas “formales” hacia la convocatoria (esencialmente,
                 inadecuación del momento y convocatoria “obligada”).

               	con considerable fuerza, el miedo explícito a la pérdida del puesto de
                 trabajo u otras represalias laborales.

               	la consideración de la huelga como algo ineficaz, en un doble sentido:

                       •	 la ausencia de referencias de éxito como consecuencia de
                          movilizaciones colectivas




                                          9
Resumen ejecutivo




                                   •	 el trabajo inmaterial/del conocimiento no “puede” hacer
                                      huelga, o al menos el dispositivo convencional de la huelga
                                      como “parálisis de la producción” no aplica.

                            	la pérdida de dinero que suponía ir a la huelga.

             •	 En todo caso:

                    o Emerge un discurso de admiración y respeto ante experiencias de conflicto
                      llevadas adelante con decisión y valentía (Metro de Madrid, Francia)

                    o Aunque la huelga se describa como inadecuada, ineficaz, mal planteada,
                      desarrollada por actores que no generan identificación, etc. parece existir
                      en última instancia un reconocimiento de la legitimidad de la movilización
                      (incluso entre aquellos que no la secundaron) entendida como una
                      visibilización explícita de un malestar ético de fondo ante la crisis, su origen
                      y sus consecuencias.



                                   V. El fantasma de la culpa
             •	 Un cierto sentimiento o sensación de culpa sobrevuela todo el discurso producido,
                culpa que aparecería en varios niveles: por “ser español”, por la clase política
                que tenemos, por los orígenes de la crisis (con el consumo del que todos hemos
                participado), por “no hacer nada” contra el desarrollo de los acontecimientos
                políticos e incluso por no haber participado activamente en la huelga. Una culpa
                que desemboca en la sensación de que “tenemos lo que nos merecemos”.
             •	 Como en el caso del catecismo católico, resulta prácticamente imposible evitar
                la culpa ya que es imposible no pecar, puesto que se peca de obra (haber vivido
                por encima de nuestras posibilidades); se peca de pensamiento (haber deseado
                vivir por encima de nuestras posibilidades, aunque no se haya logrado, como en
                el caso de las precarias); se peca de palabra (votando a los políticos -que a la vez
                rechazamos-, que es la forma de expresarnos por antonomasia en democracia); y se
                peca de omisión (no haber hecho nada contra las medidas injustas, o incluso por
                haber dejado de consumir)…


                                    VI. Las salidas a la crisis
             •	 El debate sobre la salida a la crisis no se articula alrededor de una reclamación de
                cambio sino desde la resignación y el escepticismo sobre la posibilidad del mismo.
                Diferentes elementos dificultan la formulación de “salidas”: por un lado, no se
                vislumbra un modelo alternativo al que nos ha llevado a la crisis (no los ha habido
                hasta el momento y ya no se espera que aparezcan). Por otro lado, la interiorización
                de “la culpa” de la crisis, que bloquea el pensamiento en tanto que hace nos




                                                      10
La crisis según los trabajadores del conocimiento




    merecedores del “castigo” actual y genera una actitud de pasividad. Y, además, se
    produce una cierta identificación de la salida de la crisis con la situación previa
    a la misma: se considera que la salida es volver a la situación económica boyante
    anterior, que ahora se antoja como irreal.

•	 Así, las salidas “realistas” a la crisis, las que se espera que ocurran, parecen profundizar
   en la dinámica de individualización y de “mercado”, y ello a varios niveles:

        o Salidas individuales: dimensión sobre la que más hablan las informantes.
          De manera general, domina la idea de que es uno mismo, a nivel individual,
          el que debe buscar sus propias soluciones para la crisis. Se dan en varias
          dimensiones: la recuperación anímica (el exigirse optimismo como primer
          paso), la emigración, la formación como inversión y la creación de empresas.

        o Salidas económicas/empresariales: desarrollo de nuevos sectores económicos
          y empresas (aunque con escasa certeza, concreción y expectativas, ya que se
          considera que España no dispone de un sector servicios innovador) y la
          formación de la fuerza de trabajo dentro de las empresas.

        o Salidas “políticas”: sólo en tanto que remiten a políticas de crecimiento
          económico y mejoras de la competitividad de los sujetos como fuerza de
          trabajo (I+D, apoyo a sectores emergentes y a PyMEs…).

        o Es decir, todas ellas, salidas y soluciones que pasan por realizar lo que
          se espera dentro del momento de crisis del ciclo del modelo económico:
          actualización y modernización que pasa por dar un peso fundamental a los
          aspectos individuales, actitudinales y de formación de la fuerza de trabajo.
          Del modelo, sólo se piensa en la “depuración” (en términos de mercado) de
          los sectores en crisis, es decir, el sector inmobiliario y, en segundo término,
          el turismo. Así, las expectativas en relación a “lo esperable” no pasan en
          ningún caso por un cambio de modelo.

•	 Como se ha dicho, las posibles salidas “alternativas” aparecen con debilidad. Se
   enuncian en cuatro sentidos:

        o El planteamiento cuestionador global del modelo: presente entre aquellos
          que piensan en un cambio general de modelo económico que evite
          reproducir los mecanismos que nos llevaron a la situación actual. Si bien
          cuando se formula los restantes informantes parecen estar de acuerdo con
          esta crítica, no genera adhesiones claras, dado el discurso dominante de
          culpa y resignación.

        o El planteamiento de cambio de valores: viene a sugerir un cambio de
          valores como solución, el establecimiento de vínculos sociales más fuertes,
          menos individualistas, menos orientados al consumo, más que un cambio
          global. Suele despertar empatía y cierta “deseabilidad social”, pero mantiene
          dificultades para articular propuestas concretas.




                                             11
Resumen ejecutivo




                    o El planteamiento autogestionario: se presenta como el modelo con
                      mayor concreción, vinculado a alternativas colectivas frente a los modos
                      de producción y consumo dominantes, donde se une la autogestión, la
                      pequeña producción con el comercio electrónico y los mercados digitales
                      para pequeñas empresas... Se trata de mantener un vínculo ambiguo con
                      el “sistema”, de convivencia desde un modelo minoritario, sin integración
                      o identificación con el mayoritario, sino más crítico, y apostando por
                      pequeñas soluciones colectivas. No pretende tanto cambiar el modelo como
                      encontrar dentro de él un espacio propio. Despierta cierto interés pero, para
                      la mayoría, resulta algo lejano.

                    o El planteamiento individualista extremo: emerge puntualmente un discurso
                      individualista extremo: se hacen referencias a “soluciones individuales”
                      frente al modelo dominante pero bajo la expectativa de generar mejores
                      resultados bajo los criterios del modelo actual. Vendrían a señalar que
                      una nueva “vuelta de tuerca” individualista, distanciada de las grandes
                      instituciones, puede ser la mejor solución en los propios términos del
                      modelo actual.




                                                     12
La crisis según los trabajadores del conocimiento




Las trabajadoras
del conocimiento
I. Las trabajadoras del conocimiento




           I. Las trabajadoras del conocimiento
           Como avanzábamos, la elección de las trabajadoras del conocimiento como sujeto central
           de esta investigación ha tenido tanto motivos prácticos (están más próximas a quienes la
           hemos realizado, lo que facilitaba su reclutamiento de cara a la realización de los grupos
           de discusión) como motivos teóricos (su papel parece particularmente relevante en la
           puesta en circulación de los discursos sociales en general y sobre la crisis en particular).

           Aunque no es objetivo de esta investigación hacer un análisis en profundad de esta catego-
           ría de trabajadoras ni del concepto de “trabajo cognitivo” (“inmaterial”, “del conocimien-
           to”…), sí resulta conveniente hacer algunos apuntes en torno a ciertos rasgos que parecen
           específicos de estas trabajadoras y que nos ayudarán a entender el resto de su discurso,
           analizado a lo largo del presente informe. Estos rasgos específicos tienen que ver con:

                      •	 El trabajo como autorrealización: ‘aspiracionalidad’ y frustración en las
                         trayectorias vitales.

                      •	 El trabajo cognitivo como un trabajo “flexible y etéreo”.

                      •	 La cristalización de la figura del “emprendedor” como modelo.



                               A. El trabajo como autorrealización:
                                 ‘aspiracionalidad’ y frustración
           Para las trabajadoras del conocimiento el trabajo asalariado no es, o no es sólo ni princi-
           palmente, supervivencia ni salario, ni mucho menos una “maldición divina”. Bien al con-
           trario, a la relación con el trabajo se asocian valores como autorrealización personal,
           vocación y proyecto. Así, “trabajar de lo mío” se convierte en una expresión frecuente y
           en una aspiración generalizada.

            Además, las profesiones de nuestras informantes (periodismo y colaboraciones con
           medios y editoriales, marketing, publicidad y comunicación, arquitectura de interiores,
           desarrollo web, mundo de Internet en general, guionismo, teatro, moda, diseño gráfico,
           divulgación científica…) proporcionan estatus social (al menos, en términos de capital
           cultural y de reconocimiento social), al ser trabajos altamente cualificados y creativos y/o
           intelectuales (en el sentido de no manuales).

           En buena parte de los casos, esta condición se construye con claridad en relación a la gene-
           ración anterior, la de los padres (y se trata de una diferencia no sólo material sino también,
           y quizás sobre todo, simbólica):

                                “Mi padre es un obrero de toda la vida de Dios (…)”.

                                “Mi padre era un señor sacrificado que se iba al alba a trabajar y




                                                           14
La crisis según los trabajadores del conocimiento




                  venía por la noche, y era el que traía el pan a casa (…)”

Así, independientemente de cuál sea la respuesta final ante la pregunta que se hacen las
informantes sobre si viven mejor o peor que la generación de sus padres (debate que se
aborda frecuentemente y sobre el que no hay consenso), lo que resulta claro es la diferen-
cia profunda en los estilos de vida y en las expectativas de dichas generaciones precedentes
y las suyas propias:

                  “(…) O sea, nosotros vivimos muy bien, porque viajamos mucho,
                  tenemos buena formación,pero muy poca gente ahora mismo con
                  25 años puede acceder una vivienda, y mis padres lo hicieron”.

En este sentido, las trabajadoras del conocimiento, ya sean “estables” o “precarias”, de dere-
chas o de izquierdas, comparten una actitud vital que podría calificarse como aspiracional,
que alberga altas expectativas profesionales, personales y sociales, pero no tanto en tér-
minos de un estatus socioeconómico concreto sino de obtener capital cultural y simbólico
y autorrealización personal a través del trabajo.

Pero es aquí donde se terminan las coincidencias entre los dos perfiles considerados, “es-
tables” y “precarias”. Porque estas expectativas de promoción social ascendente, por un
lado, y de autorrealización en el trabajo, por otro, se han visto satisfechas en el caso de las
primeras mientras que no ha sido así en el de las segundas:

   o En el discurso de las estables no aparecen quejas en relación a su trayectoria y a
     su situación socio-económica (o laboral, podríamos decir). Cabe suponer, pues,
     que sus expectativas (vitales) en relación al trabajo se habrían visto satisfechas, al
     menos razonablemente. Como veremos más adelante, en relación al impacto de
     la actual “crisis” en sus vidas, las estables describen cambios y ajustes en sus niveles
     de consumo y tipos de ocio y hablan de un cierto “temor” (de carácter difuso),
     pero no hay ruptura ni frustración de sus trayectorias vitales.



                  “La gente ha bajado un escalón en el ocio y en todo, si antes ibas
                  a la montaña pues ahora te quedas aquí, vas a sitios que cuestan
                  la mitad que antes”

                  “Ahora estamos todos acojonados y no consumimos nada”

        o Sin embargo, entre las precarias, el carácter de la queja es de otra naturaleza,
          pues remite a la frustración de las mencionadas aspiraciones en términos de
          estatus social y de trayectoria vital. El siguiente fragmento ilustra varios as-
          pectos de esta problemática: cómo se acepta una situación laboral fuertemen-
          te precarizada a cambio de un (esperado) futuro mejor; cómo, aún a pesar de
          que el informante es crítico con esta situación, aparece en él la autoexigencia
          de flexibilizarse aún más; y cómo lo que está en juego es mucho más que un
          puesto de trabajo; es un “objetivo vital”:




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I. Las trabajadoras del conocimiento




                                “Hay una serie de ciertas cosas que no hay que bajar. Yo reco-
                                nozco que en mi caso [con 35 años y un máster], trabajar de
                                becario a media jornada, aunque era un retroceso, significaba
                                trabajar en un medio potente, a lo mejor, grupo PRISA y tal,
                                aún haciendo una serie de labores que yo sé que podría hacer en
                                otro sitio, a lo mejor en un medio regional, pero el caso es que en
                                medios regionales…. Bueno, igual si me hubiese surgido la oca-
                                sión, igual me hubiese ido de Madrid… Lo que sí yo creo que hay
                                que plantearse dentro de la crisis, o sea, dentro de una tasa de
                                desempleo brutal, es la movilidad, en el sentido de que quizá nos
                                habíamos acomodado, amodorrado demasiado y lo que no hay
                                que perder es: “sí, yo me reduzco hasta aquí, sí, pero hasta cierto
                                punto, o sea, lo que no voy a dejar es que saques el látigo”. O sea,
                                una cosa es que por trabajar cuatro horas una temporada me va
                                a merecer la pena hacer este trabajo pero esto no es mi objetivo
                                vital, quiero decir, es algo temporal. Lo tienes que utilizar como
                                una plataforma o un trampolín, no sé, de alguna manera….”

           Los ejemplos de esta expectativa incumplida, de estos objetivos vitales siempre en estado
           de promesa son numerosos entre las precarias:

                                (A) “Estudié arquitectura de interiores y ahora mismo estoy en
                                paro. He estado trabajando en eso en Madrid y fuera, en París,
                                y luego he estado trabajando en otras cosas, en Correos, porque
                                como no encontraba absolutamente nada de lo mío, pues me
                                metí en Correos… [Tono de mucho desagrado]”

                                (B)”Me llamo XXX, tengo 27 años, de Vigo, estudié arquitectura
                                de interiores, también estuve trabajando en París y ahora en el
                                paro, porque en arquitectura… pues muy mal, aquí en España.
                                Y nada, pero muy contento [ironía, risas].

           En consonancia con esta frustración de expectativas, la universidad, adquiere una enorme
           presencia en el discurso de las precarias (no así en el de las estables, donde apenas se men-
           ciona). Aparece como fuente primordial de todas las “promesas incumplidas”:

                                 “Todos nos creíamos los reyes del mambo, todos o casi todos pro-
                                cedemos de una generación donde nuestros padres no pudieron
                                estudiar una carrera, y nos metieron, y nos metieron en la cabeza
                                que si la estudiábamos seríamos los reyes del mambo y no somos
                                los jodidos reyes del mambo (…)”

                                “Y los filósofos camareros están a la orden del día y los periodis-
                                tas porteros de discoteca están a la orden del día. Lo que pasa es
                                que nos cuesta un poquito asumirlo y si no hay una movilización
                                real es por desconfianza hacia los demás y por el estado de shock
                                en el que estamos todavía de “ahí va!”.




                                                           16
La crisis según los trabajadores del conocimiento




Así, la universidad no habría cumplido la función que se le atribuía de manera indiscuti-
da: garantizar la promoción social ascendente.

En este mismo sentido de las expectativas vitales y laborales frustradas, ha resultado signi-
ficativo el hecho de que las estables señalan de manera explícita el tener o no tener empleo
como el factor determinante de cara a la vivencia de la actual crisis…

                   - “(…) en España es una crisis fundamentalmente de empleo. Es
                   decir, si pierdes el empleo estás en crisis”

                   - “Sí, sí, estás en crisis”

                   - “Y en una crisis terrible. Si conservas el empleo…”

                   - “No estás en una crisis”

                   - “Puedes tener problemas, pero es otra, es otra cosa. Entonces se
                   establece una brecha absoluta (…)”.



… mientras que en el discurso de las precarias, por el contrario, el trabajo (el empleo) no
adquiere esta condición de límite o frontera (de “brecha”): la crisis para ellas tiene poco
que ver con “tener” o “no tener” trabajo, precisamente porque la relación que mantienen
habitualmente con éste es de por sí intermitente, frágil, cambiante (volveremos sobre esta
idea más adelante).




    B. El trabajo cognitivo, un trabajo “flexible y etéreo”.
En relación a la naturaleza del trabajo que desempeñan las trabajadoras del conocimiento,
las informantes (tanto estables como precarias) conceptualizan el (o al menos su) trabajo
como, por un lado, algo que está absolutamente mezclado con su vida personal (“es que mi
vida está tan mezclada con mi trabajo”) y con sus relaciones personales y, por otro, como
un “impulso” que nace o debe nacer de ellas mismas, impulso que es fundamentalmente
creativo, imaginativo. En este sentido, la práctica o la promesa del trabajo “cognitivo” en-
garza con la aspiración de autorrealización a través del trabajo señalada con anterioridad.

De esta forma, las informantes diferencian en su discurso (a veces de forma sólo tácita
pero no por ello menos clara) entre su trabajo y el trabajo inscrito en la concepción “for-
dista tradicional”, según la cual el trabajo sería una actividad que se realiza por definición a
cambio de un salario, que no constituye la “intimidad” del sujeto sino, bien al contrario, la
“exterioridad del mundo”, en la que el sujeto no desarrolla su iniciativa y su personalidad
sino que desempeña tareas encomendadas...




                                                 17
I. Las trabajadoras del conocimiento




           Así, entre el “cognitariado”, su relación con el trabajo se encuentra muy alejada de los pa-
           rámetros con los que se ha concebido e incluso medido el trabajo tradicionalmente. Por
           ejemplo, el concepto -tan central en el pasado- de jornada laboral:

                                “Y luego además hay una falta de cultura empresarial brutal en
                                este país, que va desde la estructura más grande hasta la más
                                pequeña. O sea, desde el concepto éste de comprar tu tiempo.
                                Porque yo se supone que tengo un trabajo creativo y tengo que
                                entrar a las 9 y marcharme a las 7 de la tarde. Y se supone que
                                tengo que ser creativo y crear ideas. Tú me dirás durante ocho
                                horas seguidas quien puede estar generando ideas, tú me dirás! “

           Por otra parte, la flexibilidad temporal, los desplazamientos, la indiferenciación de lo per-
           sonal y lo laboral (trabajo de fin de semana),… quedan ilustrados en el siguiente verbatim,
           que señala una trayectoria profesional que finalmente “culmina” en la categoría “autóno-
           ma”, que se traduce de forma casi textual en “libertad”:

                                “Cuento un poco mi caso… Viví un momento de euforia y ahora
                                estoy en un momento que debería ser pésimo pero no lo es... Os
                                cuento: yo antes trabajaba en una empresa de moda de lujo, muy
                                potente, internacional… Yo tenía el típico trabajo que viajaba
                                en bussiness, hotelazos… O sea, una cosa obscena. O sea, una
                                cosa maravillosa pero... Dios mío… Como si  toda tu vida hubie-
                                ra pasado de turista a bussiness, entera, ¿sabes? Entonces, una
                                temporada...          Obviamente          tú       sabes         que
                                eso,    bueno,      es     como     un      amor      de     verano:
                                vamos a disfrutarlo.   Y efectivamente, eso terminó. Yo mante-
                                nía digamos un trabajo de fin de semana, yo escribía los fines
                                de semana, etc, etc. Entonces me despidieron de esta empresa,
                                súper de buen rollo porque de hecho sigo trabajando para ellos.
                                Y al día siguiente… bueno, moví ciertas cosas, ya empecé, en
                                teoría de forma muy precaria. Porque yo pasé de tener súper
                                sueldo, súper estatus, súper todo a…. a hacerme autónoma. O
                                sea, de un día para otro. O sea, no tuve ni vacaciones… casi. Pasé
                                a hacerme autónoma, que era el suicidio más grande, dedicarme
                                a escribir y a hacerme autónoma! Me decían: ‘¿vas a buscar tra-
                                bajo?’ Dije; ‘no, no’  O sea, ni muerta. Yo quiero el típico rollo de
                                gestionar mi tiempo y bla y ser libre”



           Como se puede intuir, esta concepción y vivencia del trabajo resultan distantes, cuando
           no refractarias, a las interpelaciones clásicas de las organizaciones de clase, como una
           convocatoria de huelga (que pretende “parar la producción”) o a las acciones colectivas
           en general (entre otras cosas, debido a que la creatividad, y en general su desempeño coti-
           diano, es vivido como un proceso individualizado). Volveremos sobre este punto cuando




                                                            18
La crisis según los trabajadores del conocimiento




abordemos la vivencia de la huelga del 29S.

Por otro lado, los siguientes dos verbatims nos ponen sobre la pista del modo en que esta
concepción y vivencia tienen en las nuevas tecnologías y en Internet su herramienta y su
hábitat por excelencia; de que se trata a menudo un trabajo “intangible”; y de que puede y
hasta debe hacerse gratis (al menos en un primer momento).

                 (A) “Hay una filosofía del tema online que es muy, muy”

                  (B) “Muy democrática”

                 (C) “Y filosófica, como que antes de ser ingeniero, médico, pu-
                 blicista, periodista, eres persona, hay que dar para recibir, hay
                 que dar primero gratis y ya recibiré, hay que sembrar aunque
                 sea para tener amigos en Facebook, y ya veremos cómo me sirve,
                 cómo me repercuten estas amistades, este networking, pero está
                 claro que hay esa filosofía y por eso a Google le fue tan bien,
                 porque no tenía un plan de negocio hasta cinco años después de
                 crearse; cinco años después era la empresa más grande del mun-
                 do, y le fue tan bien porque empezó dando cosas free, gratis. Yo
                 creo en esa filosofía también. Uno de mis proyectos va por ahí,
                 por dar cosas gratis, ya veré por dónde gano dinero, ya veré. De
                 momento lo hago gratis, servicios gratis, porque creo que tarde o
                 temprano recibiré”



                 “Yo, si estamos hablando cada uno desde su profesión, pues mira,
                 qué puedo hacer, estoy escribiendo para muchos sitios gratis,
                 para webs que están saliendo, para gente que está haciendo cosas
                 Gratis de verdad, no porque el amo no nos pague (risas). Gente
                 que está montando cosas, y: “tío, que no tenemos un duro, que
                 nos viene guay que hables aquí de cine, de lo que sea”. E ir como
                 creando allí, porque estamos en un sector que es muy etéreo, es el
                 teatro, es la creatividad…”




                   C. El emprendedor como modelo
El discurso de las trabajadoras del conocimiento hace emerger, de forma constante en
todos los grupos y con una considerable fuerza, la figura de “el emprendedor”, de manera
común a todos los posicionamientos políticos (de derechas y de izquierdas) y tanto entre
estables como entre precarias.




                                            19
I. Las trabajadoras del conocimiento




           Por un lado, el emprendedor aparece como una respuesta adaptativa ante una situación
           económica adversa (la crisis). Si el trabajo por cuenta ajena está resultando escaso y
           difícilmente accesible, se recurre al trabajo por cuenta propia como mecanismo de super-
           vivencia ante la escasez de recursos y opciones en el mundo de la empresa.

                                “A mí lo que hizo esta chica me pareció fantástico porque, inde-
                                pendientemente de lo que esté pasando políticamente o lo que sea,
                                ella [después de que la despidieran] vio una realidad, se adaptó,
                                se modificó, se hizo autónomo y empezó a funcionar. Se sacrificó,
                                sobre todo, muchísimo, porque tiene que enviar facturas (…)”

           Sin embargo, lo que comienza citándose como un recurso adaptativo ante la incapacidad
           de encontrar un espacio medianamente satisfactorio en el mundo del trabajo asalariado,
           termina por desembocar con enorme intensidad en una exaltación del modelo mismo,
           que pasa a convertirse en una ética, en un “deber ser”: el emprendedor parece condensar
           de forma paradigmática todos los valores que rodean al trabajo cognitivo, algunos de los
           cuales ya han sido mencionados: creatividad, iniciativa personal, autorrealización, voca-
           ción, independencia, continuidad vida-trabajo, flexibilidad…

           El concepto “emprendedor” ofrece la promesa de un trabajo personalizado, “customiza-
           do”, artesanal y moderno al mismo tiempo, adaptado a las metas profesionales de cada
           microética personal o estilo de vida y donde semejante iniciativa personal se vería amplia-
           mente reconocida desde un punto de vista social y simbólico. De hecho, el término “em-
           prendedor”, que tiene todas estas connotaciones, es utilizado con mucha mayor frecuencia
           que el de “autónomo”. Con menor intensidad, el término “freelance” parece verse también
           envuelto de este halo de positividad, de forma que es utilizado de forma recurrente para
           la autodescripción por precarios que no logran generar ingresos suficientes para pagar la
           cuota de autónomos.

           En este mismo sentido, las PyMEs aparecen también como referencias altamente desea-
           bles (como veremos, las escasas ayudas a las mismas se consideran todo el tiempo uno de
           los principales problemas estructurales de España): las PyMEs aparecen como el “refugio”
           del emprendedor, como su hábitat de desarrollo natural; representan aquella estructura
           material y humana en la que pueden desarrollarse los valores mencionados (y no las
           “grandes empresas”, cuya estructura jerárquica, a menudo no meritocrática, de relaciones
           frías e impersonales, no sería favorable a este desarrollo).

           Llama la atención cómo este discurso (sostenido, como decíamos, tanto desde la derecha
           como desde la izquierda) es enormemente distante al que históricamente se ha mantenido
           desde la clase obrera industrial, para la que trabajar en una gran empresa es siempre mu-
           cho mejor que trabajar en empresas pequeñas o talleres, en la medida en que se espera que
           los sueldos y condiciones laborales sean mejores cuanto mayor es la empresa.

                                “Y creo que para los sindicatos sería un cambio de discurso im-
                                portante empezar a fijarse en las empresas que de verdad crean
                                un tejido social y productivo en un país, que son las empresas
                                pequeñas y medianas; son las que al final soportan los países.




                                                          20
La crisis según los trabajadores del conocimiento




                 Porque las grandes multinacionales no soportan los países (…)”

Además, el discurso alrededor del emprendedor se asocia a una serie de valores individua-
listas que de forma implícita plantean un distanciamiento, cuando no un abierto enfren-
tamiento, con el universo de lo público (con el funcionario como “anti-héroe”). Veamos:



        •	 Un modelo individualista: el emprendedor y las PYMEs, erigidos así como
           modelos, son los ejes de un discurso que se sustenta en valores individualistas.
           La iniciativa y las soluciones particulares se dibujan con frecuencia como la
           receta para “salir de la crisis”, y más aún, para organizar el trabajo y la sociedad
           en general. El discurso sobre “el emprendedor” se articula sobre valores como
           individualidad e independencia con respecto al “cuerpo social”, lo que en
           ocasiones se hace explícito (sobre todo entre autónomos y estables):

                 “Yo no entro en política, cada uno tiene que ver sus cosas y bus-
                 car sus maneras de sobrevivir”



                 “Claro que tiene consecuencias [las actuaciones de los poderes
                 públicos], ¿pero tú como solucionas tu propia crisis? Individual-
                 mente tienes que mirar las maneras de…

                 (A)“Es que yo creo que si no nos movilizamos como sociedad
                 estamos perdidos”

                 (B) “Pero lo que pase alrededor, si te suben los impuestos…. Yo
                 paso mucho de todo lo que pasa alrededor o de la gente, compañe-
                 ros míos del mismo gremio, que son muy pesimistas, y lo que hay
                 que mirar es cómo, individualmente, uno buscarse las canicas”

        •	 El conflicto con lo público: si “el emprendedor” y la PyME representan una ética
           y una estética radicalmente individualistas, en pos de un reconocimiento de ser
           quienes “de verdad” sostienen el sistema, tanto por su sacrificio (inseguridad
           laboral, impuestos, esfuerzo de gestión…) como por su iniciativa creativa; si
           esto es así, decíamos, termina por producirse un choque, más o menos latente
           o evidente según los casos, con ‘lo público’ como modelo.

                 “Lo que no puede ser es que en este país haya la cantidad de
                 funcionarios que hay, que no se fomente el tema de autónomos.
                 O sea, yo no puedo cotizar en autónomos con las colaboracio-
                 nes que tengo. O sea, hay meses que… o sea, ¿qué pago, enton-
                 ces? ¿Lo que genere lo pago en autónomos? No! Pagas el IRPF y
                 punto. Y si viene Hacienda y te dice: “tienes aquí no sé cuántos
                 pagadores”. Bueno, pues no sé, pues ya veré cómo lo arreglo…
                 esto está my mal montado… y esto, ¿de quién es culpa? Pues de




                                             21
I. Las trabajadoras del conocimiento




                                quien lo ha montado así, te quiero decir… Pero es que no puede
                                ser, es insostenible este sistema. Es insostenible. Y la crisis es una
                                crisis estructural, directamente: demasiados funcionarios. No se
                                fomenta a emprendedores que crean su propia empresa, o sea…
                                ¿qué ayudas hay, realmente?”



           Este verbatim (proveniente de un informante posicionado claramente en la izquierda)
           pone de manifiesto cómo “el funcionario” aparecería como la figura antitética del ‘empren-
           dedor’, como el reverso de todas sus virtudes, como la categoría sobre la que condensan los
           valores justamente opuestos al emprendedor: trabajo acomodado y acomodaticio, rutina-
           rio, poco eficiente, nada creativo, para toda la vida, insertado en una gran estructura... Y
           también los beneficios del funcionariado (seguridad, trabajo de por vida, mejores condi-
           ciones laborales….) constituyen el reverso exacto del emprendedor o de la PyME (riesgo,
           incertidumbre, escasas ayudas…).

           Así, el funcionariado (que representa a su vez a lo público en general, al Estado) es denos-
           tado en la medida en que se sitúa en las antípodas del emprendedor, tanto desde un punto
           de vista simbólico (estilo de vida) como desde un punto de vista material (condiciones
           de trabajo). Este discurso se exacerba tanto que, sobre el autónomo, hay toda una serie
           de creencias, que no se corresponden con la realidad, acerca de su situación dentro del
           sistema de la Seguridad Social:

                                “Y pregúntale a los autónomos, que no tienen una puta ayuda,
                                que no tienen paro, que no tienen seguridad social, que no tienen
                                nada...”

           Desde la izquierda surge un discurso minoritario que presenta de forma transparente y
           crítica esta asociación emprendedor-lógica individual, asalariado-lógica colectiva:

                                “Mi experiencia laboral es distinta a la tuya, tú que eres autó-
                                nomo. Yo soy asalariado y creo que los derechos que yo tengo se
                                han conseguido así, con la negociación colectiva. Lo que dices
                                [que cada cual debe tener iniciativa para solucionar sus propios
                                problemas] tiene todo el sentido del mundo, pero debe haber un
                                equilibrio entre el interés individual y el colectivo”.




                                                            22
La crisis según los trabajadores del conocimiento




La crisis
II. La crisis




                2. La crisis
                En este bloque atenderemos a la conceptualización de la crisis, sus orígenes y consecuen-
                cias percibidas.



                                     A. El ciclo temporal de la crisis
                La secuencia temporal que se construye al analizar la evolución de la crisis establece una
                descripción con las siguientes fases:

                         •	 La pre-crisis: entre los perfiles más identificados con la izquierda se incide
                            en la existencia de indicios indudables de la crisis que estaba por venir en
                            momentos de indicadores macroeconómicos positivos (2004-2005), indicios
                            que eran menospreciados por “catastrofistas”.

                                  (precaria A) “Los bancos prestándose unos a otros, repartiéndose
                                  mierda, no sé si los bancos se lo esperaban, pero a los demás nos
                                  pilló de sorpresa, esa es la idea con la que me he quedado”.

                                  (precaria B): “de sorpresa,…, permite que discrepe humildemen-
                                  te con lo de que pilló de sorpresa. Cuando yo empecé a seguir
                                  las movilizaciones de V de Vivienda, las sentadas por Vivienda
                                  Digna. Ya en 2004 había gente que iba con globos a las perfor-
                                  mance por la Puerta del Sol que decía: “no compréis vivienda,
                                  no compréis vivienda. ¿Habéis visto el corralito de Argentina? Os
                                  vais a ver con hipoteca y seguramente sin vivienda”. Y en Inter-
                                  net recuerdo que se ponía la foto del tío de los globos y decían que
                                  era un agorero, que no se qué,..



                                  (estable A ) “Pero la grande es desde el 2008 realmente”

                                  (estable B) “ No estoy de acuerdo, por lo menos desde 2005 2006
                                  se veía venir”

                                  (estable A) “Se veía venir, pero nos ha explotado en la cara”



                         •	 La crisis financiera: el epicentro del terremoto. No siempre bien entendida,
                            tiende a ser descrita como de origen internacional en primera instancia,
                            aunque de inmediato se entremezcla con la especificidad española.




                                                             24
La crisis según los trabajadores del conocimiento




               “Que vale, que yo creo que las crisis pueden venir, incluso a lo
               mejor como algo externo de fuera del propio país, pero si tu siste-
               ma estructural de base está mal no te vas a poder enfrentar… Al
               final es como una persona: las cosas te vienen; es cómo te puedas
               enfrentar a ellas y es evidente que por muy fuerte que tú seas hay
               cosas que te van a venir que te van a hacer bajar pero si tú tienes
               una buena base, pues podrás salir más rápido que a lo mejor otra
               persona que le hunde del todo”




•	 La crisis social: es el momento presente, resultado de la anterior, cuya vivencia y
   consecuencias describiremos más adelante. Tiene que ver con el empleo (los altos
   niveles de desempleo) pero también, en parte, con las acciones de rescate por parte
   de los poderes públicos, rescate cuyos costes se trasladarían después al ciudadano.



               “A mí me parece que hay varias crisis. Está por un lado la crisis
               financiera, desde hace tres o cuatro años, y por otro la crisis que
               tenemos ahora, que es el latigazo de la anterior, creo yo... y yo
               pienso que la crisis que tenemos ahora que es básicamente de
               empleo, que es la que estamos, digamos, sufriendo más en nues-
               tras vidas, es causa de haber pagado la anterior... O sea, todos los
               préstamos que se hicieron a los bancos, o sea todo el salvamento
               de la banca y de los mercados financieros supuso una deuda para
               los gobiernos, y ahora precisamente los gobiernos están asumien-
               do esa deuda y eso lo pagamos los ciudadanos”



     Más adelante, en el epígrafe “las salidas de la crisis”, atenderemos a las expectativas
     sobre la superación de la crisis. En todo caso, es significativo el peso de la noción
     de “ciclo económico” en la conceptualización de la crisis: si bien como explicación
     de su origen parece tener una relevancia secundaria, de cara a su superación se
     convierte en una garantía de salida.

               “Obviamente, las crisis son ciclos, y unas van y otras vienen...”

               “Sí, dicen que las cuatro fases éstas de los ciclos, según cuando
               naces te montas en una parte de la ola”

               “Yo creo que lo que ha pasado es un ajuste lógico. Cualquiera que
               tuviera dos dedos de frente y unas nociones de economía de ba-
               chiller y que supiera mínimamente cómo funcionaban las cosas
               sabía que tenía que llegar un momento en que (…)”




                                           25
II. La crisis




                                  “Es un círculo. Volveremos a subir y volveremos a bajar. Yo espe-
                                  ro estar ya muerto para entonces (risas)”

                                  “Es que son ciclos económicos. Durante toda la historia ha habi-
                                  do ciclos económicos de sube y baja”



                       Así, “los ciclos” aparecen como un fenómeno “natural” en la economía, y se depo-
                       sita en ellos la confianza en que de forma también “natural” se logrará superar la
                       crisis. No resulta claro si esto es algo que se cree o que se quiere creer pero, en todo
                       caso, esta narración de los acontecimientos tiene el efecto, intencionado o no, de
                       suprimir o neutralizar la necesidad de una intervención política, una intervención
                       desde fuera de la economía, para superar la crisis o para evitar crisis futuras: si la
                       economía se autorregula, no cabe sino esperar a que tales ajustes se produzcan.

                                  “No sé si es lo que pienso, lo que espero… Al final, siempre ha ha-
                                  bido crisis y esta no sé si la peor o no es la peor pero…. [Silencio
                                  de duda] Hombre, yo creo que va a bajar el paro; el paro tiene
                                  que bajar; o sea, no podemos subir… Pero no sé cómo. La verdad
                                  es que no lo sé… Habrá más trabajo (…)”.



                          B. La responsabilidad y el origen de la crisis
                Hemos descrito los momentos que identifican los informantes, los estadios de la crisis. Sin
                embargo, más allá de la secuencia temporal, es interesante analizar las responsabilidades
                que se atribuyen en relación al origen, el desarrollo y el impacto de la crisis.

                         •	 La crisis financiera: como el punto cero de la crisis, el epicentro desde el que
                            llegarán las ondas expansivas que hoy alcanzan a la sociedad. Una crisis
                            casi indescifrable, basada en el desarrollo de unos productos financieros
                            escasamente comprensibles y que afectó inicialmente a las entidades bancarias.



                                  (Estable A) “Estoy totalmente de acuerdo con que hay una crisis
                                  de mercados, de mercado, con unos productos financieros que se
                                  inventaron, que no supieron ni cómo se inventaron...”

                                  (Estable B) “¡Que nadie entiende!”

                                  (Estable A) “¡Que nadie entiende y que nadie ha sabido explicar
                                  ni tal”




                                                             26
La crisis según los trabajadores del conocimiento




         “De los bancos prestándose unos a otros, repartiéndose mierda,
         no sé si los bancos se lo esperaban, pero a los demás nos pilló de
         sorpresa, esa es la idea con la que me he quedado. Un poco me
         quedo con la explicación de crisis de Leopoldo Abadía, y de que
         todo eso acaba en paro, crisis es paro”



 o Como indicábamos, de inmediato la crisis financiera internacional se asocia
   con la descripción de una dinámica de acceso fácil al crédito en España,
   créditos que superaban la capacidad real de los endeudados. Estas dos
   explicaciones se asocian de forma tan estrecha que acaban por solaparse y
   no diferenciarse.



         “Lo que era una burbuja era que fueras al banco, pidieras para
         comprar una casa de 80 millones y te dieran 100.

         “Y para el coche (risas)”

         “Comprabas la casa de 80, pagabas los gastos de 3-4-7 millones,
         las reforma y el coche, y para tres o cuatro gastos y te daban para
         todo. Y te dices: ¿pero cómo? ¿Cómo es posible? Parte de esta
         crisis es culpa del sector financiero, no debían haber dado ese di-
         nero, si vale 80 en su momento máximo, da 80 a ese señor, no des
         100. Si tiene los que tiene que devolver, como te lo va a devolver
         si eso vale máximo 80”



   Es interesante destacar la ausencia de la política (entendida al menos como
   la intervención de actores políticos convencionales o como la existencia de
   modelos políticos alternativos); política completamente desaparecida del
   discurso en relación a este momento de arranque, excepto menciones puntuales
   referidas a la ausencia de “control” o supervisión del ámbito financiero.



•	 Si bien en términos temporales la crisis financiera es situada en el origen de la
   crisis, es descrita como un elemento más dentro un marco social más amplio
   caracterizado por una dinámica consumista que no fue cuestionada en su
   momento. Así, lo financiero se asocia al crédito, y el crédito, al consumo: como
   el consumo, que fue un consumo desbocado en los momentos anteriores a la
   crisis, es social, la responsabilidad final de la crisis acaba por “socializarse”.

          “La crisis, en mi opinión, es que ha venido por la irresponsabi-
         lidad de todos”




                                     27
II. La crisis




                        “Al final todos hemos vivido muy por encima de nuestras posibi-
                        lidades demasiado tiempo, y eso tenía que llegar un momento…”



                        “Pero todos conocemos casos de gente cercana que… o sea, el
                        vecino de toda la vida que sabíamos dónde curraba y de repente
                        te aparecía con el Audi, y dices: “y este tío?”.

                        “O el tío que cada tres años cambiaba de coche o…”



                o De este modo, imponiéndose a las explicaciones macroeconómicas, surge
                  una sensación generalizada de haber vivido “por encima de nuestras
                  posibilidades”, de manera que la crisis es “un castigo” que nos lleva “de
                  regreso a la normalidad”.

                        “Yo creo que hemos vivido como un 30 o 40% por encima de nues-
                        tras posibilidades”

                        “Pero por debajo de eso… Es que yo no creo que sea miedo, creo
                        que es una caída a la más pura y dura realidad.”

                         “Si, yo estoy de acuerdo contigo. Yo creo que no hay crisis, que
                        hay realidad y punto.”



                o Aparece un discurso de “culpabilización colectiva” y de la crisis como
                  “catarsis”, de correctivo merecido, discurso que ignora o soslaya el carácter
                  internacional y estructural de la crisis, y que hace partícipe al conjunto de
                  la sociedad de haber entrado en una dinámica de consumo, especulación
                  y endeudamiento que se configura como el responsable “real” de la crisis,
                  por encima de la crisis financiera y del acceso fácil al crédito, cuestiones
                  que acaban por ser vistas más bien como la consecuencia de una pauta de
                  consumo y endeudamiento que no resultaba sostenible (y que es éticamente
                  criticable, como veremos). Esta socialización de la culpa (“la culpa la tenemos
                  todos”) da lugar, paradójicamente, a una individualización de la culpa, en el
                  sentido de que son los actos y decisiones individuales, los de cada individuo
                  particular, enfrentado o no a su conciencia, los que son situados como
                  causantes de la crisis, en detrimento de explicaciones y factores de carácter
                  más institucional o estructural.



                        “Estamos en un país en que mi propio padre se creyó que era rico.
                        Mi padre es un obrero de toda la vida de Dios. Se había comprado




                                                  28
La crisis según los trabajadores del conocimiento




          un piso por 8 millones de pelas hace 25 años y veía que ahora lo
          podía vender por 40 (…)”



    Como veremos más adelante, también en relación a las salidas de la crisis las
    soluciones individuales van a cobrar una gran centralidad, de tal forma que se
    produce el efecto de que, si las salidas a la crisis son individuales, es como si
    sus causas también lo hubiesen sido.

         	Solo de forma puntual, desde perfiles muy precarizados, o con
           apuestas claras desde la izquierda de cuestionamiento del modelo
           productivo, se rechaza este discurso de culpabilización colectiva.



          “A alguien le convendría darle ese crédito. No sé muy bien por
          qué, porque no sé de economía, pero por algo se lo habrían dado.
          Entonces, que la culpa recaiga tanto sobre el individuo cuando
          uno tiene la sensación de que estos fallos son absolutamente es-
          tructurales, me parece un poco…”



       Sin embargo, el discurso de la “culpabilidad colectiva” es claramente
       dominante y apenas genera resistencias (de forma llamativa incluso entre
       los precarios, cuyas condiciones parecen haber evitado que hayan hecho
       gala de ese consumo supuestamente excesivo).



•	 La crisis financiera, nacida en este contexto de consumo desaforado, ha
   desembocado en una crisis social generalizada de largo y profundo alcance.

o     De forma directa, tiende a establecerse una relación directa entre crisis
     financiera (y los beneficios previos) y su posterior traducción en “sufrimiento
     social”.

          (A) “Vamos a ver, ¿sabemos o no sabemos que hace unos años se
          daban créditos salvajes, se estaban forrando, hemos estado vien-
          do durante 5 o 10 años que cuando se entregaban las cuentas
          anuales de los bancos subían un 50% los beneficios, o sea, burra-
          das, y de repente, cuando llega el 2008, empiezan los problemas,
          lo de Lehman Brothers y todo esto, y de repente hay que despedir
          a la gente? ¿Qué ha pasado con los miles y miles de millones que
          hemos visto que se han llevado?”

          (B) “Que se lo han llevado ellos”




                                    29
II. La crisis




                        (A)“ Eso lo hemos visto todos, han salido en todos los medios de
                        comunicación. El mismo dinero de la gente que están despidien-
                        do”



                        “Ha habido un boom de construcción exagerado igual, lo que
                        pasa es que los bancos han dado dinero de manera irresponsable,
                        han inflado una burbuja, se han forrado, y ahora en lugar de
                        decir: “es culpa nuestra que hemos dado dinero de manera irres-
                        ponsable, vamos a asumir las consecuencias”; no. Vais a asumir
                        las consecuencias vosotros: bien os vais al paro o bien pagáis con
                        vuestro dinero el rescate para la gente, con lo cual…”

                 Aunque el contexto no resulta favorable a la movilización colectiva y existe la
                 señalada sensación de culpa colectiva, existe un definido poso de malestar que
                 podría definirse como “moral” o “ético”, identificándose con claridad que el
                 coste de la crisis está siendo asumido de “forma injusta” por quienes no están
                 en el epicentro de su origen.



                        (A) “Después de lo que ha pasado, que lo hemos visto todos, que
                        no está en los libros de historia, no es el crack del 29, lo hemos
                        visto , todos tenemos claro de dónde vienen los problemas, y aún
                        así, lo hemos visto, te echan a la calle y nos quedamos en casa”

                        (B) “Es que no nos han educado para responder a las agresio-
                        nes...”

                        (A) “Es que nos han educado para no responder”

                        (B)” jaja, es qué, coño, no sabemos responder a una agresión de
                        ese tipo. Si viene un tío y te da una hostia, tú tienes claro que
                        hacer, pero si te roban sibilinamente la cartera, se te queda una
                        cara de gilipollas que dices ¿qué hago?”



                        “Y algunos desgraciaos’ pensarán que [los recortes] son inevita-
                        bles, como yo”



                o De nuevo, la política es la ausente en la construcción de la narración que va
                  de la crisis financiera a la social. Tan solo se cita puntualmente al gobierno/
                  Estado en relación al rescate de las entidades financieras, rescate que no ha
                  derivado en una corresponsabilidad social por parte de éstas.




                                                  30
La crisis según los trabajadores del conocimiento




                  “No, ahora siguen dando unas cuentas de beneficios del copón
                  los bancos, y quien lo ha pagado, nosotros, el papá gobierno. Que
                  deberían mentir por lo menos. Se pavonean de una manera”

                  (B):” El Botín ese es...”

                  (A):” Es que es dinero lo deberían devolver. Yo te doy mil, ganas
                  1500 pues dame mis mil, que voy a pagar a los parados los 400
                  euros por lo menos”.

                  (C):” Pero es que no es negocio”



                       C. La especificidad española
Aunque si bien al interrogarse sobre los orígenes de la crisis tiende a señalarse a la crisis
financiera internacional como el desencadenante, de inmediato se pone de relieve una
sensación de especificidad española y se omite o ignora su origen internacional. La espe-
cificidad española en relación a la crisis consistiría en:

         •	 Su gravedad, entendida como particularmente intensa.

         •	 El retraso en la salida de la crisis, que parece demorarse respecto a otros países
            cercanos.

         •	 Y, sobre todo, por una serie de factores que parecen agravar la crisis: la debilidad
            de la educación/sistema educativo, la envergadura de la economía sumergida,
            un tejido empresarial orientado al beneficio rápido, la falta de ayudas a la
            creación de empresas, la proliferación y duplicidad de administraciones
            públicas, un discurso peyorativo genérico sobre “lo español” y la que es la
            especificidad española por antonomasia, la “burbuja inmobiliaria”:



          o La debilidad de la educación como responsable “inicial”, en varios sentidos:

                  	En términos de “educación en valores”, la escasa atención a formar
                    en valores que los padres actuales estarían dedicando a sus hijos, y
                    que llevaría a una cultura hedonista y consumista en éstos.



                  “Hay otra partida que es la de la educación, que dices, qué mode-
                  lo social vas a querer, si ahora mismo no va nadie a las escuelas
                  de padres. Yo voy a un CAF, un centro de atención a las familias,
                  hay muchísimas charlas, gratuitas, y están vacías, desiertas. Los




                                              31
II. La crisis




                       padres no están preocupadas por ser padres, están preocupadas,
                       yo que sé, quizás por sobrevivir económicamente. Hay otros que
                       no, que por tener más no atienden a sus hijos. Esto de las escue-
                       las de padres, que a muchos les parecerá una tontería, a mí no
                       me lo parece, es sumamente importante para trabajar una socie-
                       dad mejor. A los niños hay que darles cariño, hay que educarles,
                       introducirles valores, eso hay que hacerlo desde muy pequeños.
                       Yo creo que la cultura del botellón es consecuencia de esa nula
                       educación, de que los padres no están con los hijos, y luego les
                       compran excesivas cosas, y de que hemos pasado de un mode-
                       lo autoritario a una cultura demasiado permisiva, y hacen así,
                       “quiero esta wii”, y se la compran. Entonces, ¿qué modelo de so-
                       ciedad queremos, una que sea menos consumista, que consuma
                       responsablemente?, y para consumir responsablemente falta esa
                       base educativa”



                       	En términos de “eficacia productiva”, y orientación al mercado
                         laboral. En este caso, centrado en el ámbito universitario (como
                         se ha dicho, muy presente en el discurso de los precarios), se
                         produce cierto debate entre la necesidad de incrementar la relación
                         entre universidad y mercado o bien la relevancia de la autonomía
                         universitaria como espacio independiente orientado a la producción
                         y distribución de saber.

                       	Los cambios sucesivos del sistema y modelo educativo como
                         consecuencia de los cambios de gobierno, que vendrían a debilitar la
                         consistencia de la educación de los jóvenes.



                o El peso de la economía sumergida, del dinero negro. Se trata de uno de los
                  rasgos más típicamente españoles y que estarían más extendidos:

                       (A) “Pero fíjate, ya habíamos conseguido que la economía su-
                       mergida… ya estuviera todo más o menos claro…no sé qué, y
                       otra vez vamos a empezar”

                       (B) “Nunca estuvo claro”

                       (A) “Pero todo el tema de las facturas en B”

                       (B) “Pero eso siempre lo ha habido”

                       (C) “Eso siempre lo ha habido en todos los sitios”

                       (D) “Tenemos aquí un empresario, a ver cuéntanos (risas)”




                                                  32
La crisis según los trabajadores del conocimiento




o Un tejido empresarial orientado al beneficio inmediato, el escaso cuidado
  de sus recursos humanos y poco interesado en la formación y la innovación.

o Ausencia de incentivos a la creación de empresas: como se ha indicado, es
  relevante señalar que se trata de una demanda que tiende a ser independiente
  del posicionamiento ideológico. La “mítica” del emprendedor parece haber
  superado en buena medida fronteras ideológicas.

o La proliferación excesiva de administraciones locales/autonómicas, al calor
  de la corrupción urbanística y, en general, el solapamiento entre distintas
  funciones y administraciones públicas.

       “ (…) un ayuntamiento de la sierra que, hace 7 u 8 años tenía 6
       ó 7 empleados. De repente, pasan de 600 habitantes a 5000 (…)
       y pasa de 6 empleados a 50 empleados. Ahora ya han acabado
       de construir todo, ya no hay ingresos pero tienen 50 empleados. Y
       no los va a echar, porque son sus primos, sus amigos, del partido,
       no sé cuánto…”


o Un discurso genérico sobre “lo español”, asociado a conceptos como
  “picaresca”, dejadez, falta de esfuerzo y escaso compromiso.

       “Hay una cultura española de que somos los más listos, de que
       queremos llegar a este punto en el mínimo tiempo y lo más fácil”


o Y ya de forma más minoritaria, desde posiciones claramente situadas en la
  izquierda, la limitada presencia del sector público.

o Sin embargo, por encima de todos estos factores, la especificidad española
  por excelencia reside en la “burbuja inmobiliaria”, entendida como el factor
  crítico que con más fuerza agrava la situación. Asociada a esta cuestión
  aparecen:

       	En términos macroeconómicos, la debilidad en el momento actual
         de cierta parte de la banca española y la congelación del crédito.

       	El hiperdesarrollo de un sector económico caracterizado por el
         beneficio fácil y una captación de mano de obra escasamente
         cualificada y de difícil reinserción laboral.

       “(…)La gente joven se apunta, o se apuntó en aquella época a
       dedicarse a la obra porque ganaban muchísimo dinero”

       (B) “Ganaban pasta!”




                                 33
II. La crisis




                            (A) “Y no les importaba ni estudiar ni formarse en otra cosa. Era
                            una vida fácil, pero hoy en día no tienen ni estudios…”



                            “Durante casi 10 años, en España hemos dependido de la cons-
                            trucción. Yo he compaginado mi trabajo con la enseñanza regu-
                            lar, soy profesora. Y te ocurría que incluso desde la familia, en
                            bachillerato, cuando un chico, o una chica, pero sobre todo un
                            chico, no iba demasiado bien, el padre o la madre te pedía que
                            le aprobases enseguida, porque tenía un tío encofrador, que ga-
                            naba un dineral, por supuesto todo en negro. Y que iban a poner
                            al chico de encofrador con el tío, que lo facturaba todo en negro.
                            ¿Qué ocurre? Que cuando en un momento dado esto ha hecho
                            crack, hay una bolsa entera de trabajadores no cualificados, que
                            no tienen dónde colocarse”



                            	Y, rememorando las experiencias recientes, la “insensata” concesión
                              de créditos y el precio desorbitado de la vivienda, que llevó, por un
                              lado, al endeudamiento, por otro al retraso de la independencia del
                              hogar paterno, y finalmente, a la aparición de una casta de “pequeños
                              especuladores” .



                            “A mí como ciudadana que me ha costado conseguir una vivien-
                            da, esa gente me ha afectado mucho más de lo que me ha podido
                            afectar un gran constructor de una urbanización como la de El
                            Pocero, porque era el tipo de vivienda a la que yo quería acce-
                            der para poder quedarme en mi barrio. Creo que esos pequeños
                            especuladores han sido tanto o más dañinos como los grandes
                            especuladores, grandes bancos”



                Así pues, la especificidad española alcanza a la totalidad de elementos que caracterizan
                el nacimiento y el desarrollo de la crisis: desajuste financiero y consumismo
                ilimitado (con la facilidad de acceso al crédito y la burbuja de la vivienda como
                caso ejemplar), la incapacidad de lo político (con un distanciamiento absoluto de
                la totalidad de actores, como veremos más adelante), y un impacto en lo social
                particularmente intenso (por una serie de rasgos estructurales previos: ineficacia
                del sistema educativo, ausencia de I+D, debilidad del tejido productivo, etc; diversos
                aspectos señalados con diferente intensidad, y diferente intención, por los diferentes
                perfiles).




                                                       34
La crisis según los trabajadores del conocimiento




En resumen, se incide en acentuar la gravedad de la crisis debido a factores propios.
Existe una clara actitud de desvalorización de “lo español” (no en términos de
“nación”, sí en términos de “la sociedad española”). Como veremos, no se reconocen
espontáneamente organizaciones ni figuras de confianza, adoptándose un tono claro
de distanciamiento hacia la totalidad de actores: empresarios, banca, sindicatos,
políticos, medios de comunicación,.., pero sobre todo hacia el conjunto de la
sociedad española.



Aunque las trabajadoras no hablan sobre ello, como hipótesis desde el análisis
realizado, cabe pensar que el cambio de discurso político dado por el gobierno del
PSOE (con un momento clave en Mayo del 2010, a partir del cual toman cuerpo las
reformas más significativas) junto con una mirada claramente cuestionadora sobre
la economía española desde otros países e instituciones internacionales, ha podido
contribuir con fuerza a construir esta percepción.



Desde esta desafección hacia el país se anticipa una salida de la crisis aún muy
distante y que dará lugar a una menor relevancia de España en la escena internacional.

            “Es verdad que España se va a quedar como un paisito así como
            del montón. Vamos, ya éramos del montón pero ahora más del
            montón todavía”



Particularmente en el caso de los precarios, desde el distanciamiento sobre la
situación española, la ausencia de expectativas en cualquier salida colectiva y el
refugio en iniciativas particulares, surge recurrentemente a nivel de discurso la
disposición a la emigración.

            “Si aquí no hay opciones, pues me tendré que ir fuera, aún a
            costa de perder a lo mejor tu familia, tus amigos, yo qué sé”



            “Y volví a España con el sueño americano para montar un estu-
            dio, que lo monté con una amiga, y nos empezó a ir muy bien y
            luego nos fue muy mal y todo se fue al garete. Y para mí, ¿qué es
            la crisis? Pues para mí la crisis es irme fuera. Yo estoy pensando
            en irme fuera”




                                      35
II. La crisis




                                   D. Las referencias internacionales
                Es interesante analizar las referencias que surgen en el contraste con España: se citan dife-
                rentes países como “prototipos” de otros modelos socioeconómicos y de otras respuestas
                a la crisis.

                         •	 Londres, la huída: particularmente entre los precarios, Londres, o el extranjero
                            en general, aparecen como la vía de escape individual ante una situación de
                            crisis que se entiende que afecta particularmente a España.



                         •	 Francia, la lucha: arquetipo de la resistencia (los grupos de discusión tuvieron
                            lugar a la vez que el ciclo de Huelgas Generales en Francia), el ejemplo de
                            quienes luchan. Incluso entre los distantes ideológicamente, Francia aparece
                            como un ejemplo de “deber ser”, de luchas decididas por la defensa de los
                            derechos.



                                  “Aquí no tenemos esa mentalidad, no hemos matado a nuestros
                                  reyes, y quizás eso sea lo que nos falte todavía”

                         •	 Suecia o Alemania, el modelo. Los referentes, el ejemplo de sistemas que dejan
                            a todos conformes, se posicionen a la izquierda o a la derecha. Coberturas
                            sociales y ayudas para la creación de negocio, respeto por lo público y fomento
                            del I+D…, configuran un modelo que resulta a priori deseable para todos,
                            aunque tiene implicaciones que se da por hecho que no todos aceptan.



                                  (A)“Los españoles, por muchos motivos, porque nunca hay un
                                  solo motivo para las cosas, no estamos dispuestos a pagar el pre-
                                  cio social, intelectual, que hay que pagar, para ser Alemania, o
                                  para ser Suecia”

                                  (B) ”¿Pero qué precio hay que pagar? Yo quiero ser Suecia ma-
                                  ñana”

                                  (A) “Sí, pero hay mucha gente que no. Tenemos economía su-
                                  mergida porque hay muchos ciudadanos que prefieren cobrar en
                                  negro. Cuando hablamos de subidas de impuestos, es cierto que
                                  hay que matizar mucho, cómo se van a repartir esos impuestos,
                                  en qué se van a gastar las ayudas, es cierto, asumiendo eso, ha-
                                  blamos siempre de reducir impuestos y de privatizar servicios pú-
                                  blicos y nos encanta echarle la culpa de todo a los funcionarios.

                                  (C) “Alemania tiene más funcionarios, Suecia seguro”




                                                             36
La crisis según los trabajadores del conocimiento




        •	 Y por último, Venezuela, el outsider: citada puntualmente, aparece como la
           “salida del tablero”. El que, para bien o para mal, establece sus propias reglas
           del juego:



                 “Se equivocarán, pero por lo menos se equivocarán ellos”




                        E. La vivencia de la crisis
Existen diferencias relevantes en la vivencia de la crisis en función de la trayectoria
profesional:

        •	 Entre los estables, se narra una situación económica personal similar a los
           momentos previos de la crisis, incluso dándose casos en los que la trayectoria
           profesional es claramente ascendente.

                 “A mí es que me ha ido bien... Me ha ido mejor que antes”

         o De hecho, se describe una pauta de consumo (y el consumo, como posibilidad
           viable gracias a la continuidad del empleo, es precisamente el gran indicador
           de la situación personal) que no se ha visto afectada de forma relevante. Si
           bien se adopta una actitud basada en cierta prudencia y control del consumo,
           no parecen existir frenos originados en un recorte de los ingresos.



                 “Si no te toca de cerca o realmente, quiero decir, si a ti lo único
                 que te ha pasado es que no te aumentan el sueldo, pues no debe-
                 ría afectarte, puedes ir a los mismos conciertos”

                 “Pero si ves en la calle por ejemplo, a mi me parece alucinante,
                 que tu vayas un viernes por la noche a cenar por ahí y no haya
                 sitio en ningún restaurante.

                 “¿Y en los conciertos? Conciertos de 80 pavos y está lleno”

                 “Entiendo que hay muchísima gente que no ha perdido su traba-
                 jo y no va a quedarse en su casa metida. No sé, a mi hay un mon-
                 tón de veces que me da la sensación de que ni nosotros mismos
                 somos conscientes de la crisis en la que estamos”




                                            37
II. La crisis




                o Esta mezcla entre trayectoria profesional mantenida o en ascenso y contexto
                  de crisis acaba por desembocar en un discurso que pivota sobre el temor:
                  aunque la crisis no ha desembocado en un daño a los ingresos y a la situación
                  profesional, “miedo” es el término que surge con más intensidad para
                  describir el estado de ánimo. En todo caso, se trata de un miedo “construido”
                  y más bien “teórico”, en absoluto físico, vinculado en primera instancia a la
                  posibilidad de perder estatus y de ver limitadas las posibilidades de acceso
                  al consumo.



                        “La crisis para mí es la sensación de miedo, es la sensación de
                        que la gente no se atreve a hacer cosas o que tú mismo no te
                        atreves a hacer algo”

                        “Ahora estamos todos acojonados y no consumimos nada”



                        (A) “Sigo teniendo esos mismos miedos. ¿Alquilo una casa más
                        cara o más barata? Más barata, porque… ya no me siento tan va-
                        liente como me sentía hace tiempo, no sé…, y para mí eso es una
                        cosa que se iba contagiando a todo el mundo, también, no sé...

                        (B)”Es que el miedo es tan poderoso… Es tan poderoso que pare-
                        ce que no tiene nada que ver con lo económico, a veces puede no
                        tener nada que ver con lo económico. Yo [que me va bien en lo
                        económico] puedo tener, a veces, a veces, el mismo dinero o más
                        a cambiarme de casa...”

                        (A) “¡Pero no lo haces!”

                        (B)”Pero no lo haces también porque hay un punto de pudor”



                o La “liberación” del miedo parece pasar por el distanciamiento respecto al
                  compromiso del crédito.



                        “También es verdad que yo no tengo hipoteca y entonces no tengo
                        ningún miedo. Me cambio todo el rato de trabajo, me cambio
                        todo el rato de país, me cambio de casa! Yo no tengo ningún mie-
                        do, no tengo hipoteca, no tengo… nada!”



                •	 Mientras, en el caso de los precarios, la actitud dominante es de desazón y
                   desánimo.



                                                   38
La crisis según los trabajadores del conocimiento




o En primer lugar, la crisis es para algunos más bien un “modelo de vida”: el
  impacto de la crisis en ocasiones se minimiza al ponerlo en contexto con
  una trayectoria laboral ya enormemente dificultosa.



       (A)”Yo, como siempre he estado en crisis, pues como los argenti-
       nos, estoy un poco acostumbrado a la crisis”

       (B) “Exacto, no es que la crisis no haya afectado, es que lo que no
       afectó fue la bonanza”


       “Yo, como he dicho antes, como siempre he estado en crisis, pues
       como los argentinos, estoy un poco acostumbrado a la crisis”



       “Todo el mundo le echa la culpa a esa otra entelequia llamada
       crisis, y no sabes muy bien a qué se refieren con ella, pero es que
       es eso, es que mis condiciones ya eran leoninas, ya eran precarias”



       “Es que si te soy sincero, es que en el sector que veo que estamos
       todos, es que es crítico siempre”



o En este sentido, la crisis se suma a, o acentúa, una trayectoria profesional
  que no resulta satisfactoria.

       “Los últimos 8 años digamos que lo que más he trabajado es en
       periodismo, pero ahora mismo lo que hago son colaboraciones
       freelance dentro del ámbito cultural y ahora mismo la cosa está
       bastante mal, en el ámbito de periodismo, también. He estado en
       el paro bastante tiempo pero este año ya he empezado a encon-
       trar curro pero de otras cosas, pero bueno, al menos hay curro; de
       administrativo, camarero, lo que haga falta… Con tal de sobrevi-
       vir. Pero vamos, sigo echando curriculums, vaya… conoces gente
       en el medio… pero es que está muy mal el tema (...)”



o Que, en ocasiones concretas, acaba por desembocar una problematización
  psicológica.

       “Pero también llega un momento, ¿sabes? En que si llevas mucho
       tiempo buscando trabajo entras en un ciclo de depresión, desáni-
       mo, pues no busco…”



                                  39
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Estudio: Los trabajadores del conocimiento ante la crisis

  • 1. 1
  • 2. Índice INTRODUCCIÓN: ¿qué es esto?................................................................................................03 RESUMEN EJECUTIVO ............................................................................................................06 I. LAS TRABAJADORAS DEL CONOCIMIENTO ...........................................................................13 A. El trabajo como autorrealización: ‘aspiracionalidad’ y frustración .................................................15 B. El trabajo cognitivo, un trabajo “flexible y etéreo”. .....................................................................17 C. El emprendedor como modelo ..............................................................................................19 II. LA CRISIS ..........................................................................................................................23 A. El ciclo temporal de la crisis..................................................................................................24 B. La responsabilidad y el origen de la crisis ...............................................................................26 C. La especificidad española ....................................................................................................31 D. Las referencias internacionales ..............................................................................................36 E. La vivencia de la crisis .........................................................................................................37 F. Las consecuencias sociales de la crisis ...................................................................................40 III. LOS ACTORES DE LA CRISIS...............................................................................................44 A. Los  partidos y los dirigentes políticos.....................................................................................45 B. Los sindicatos y los sindicalistas ............................................................................................51 C. Patronal, intelectuales, medios de comunicación y  funcionarios .................................................55 IV. LA HUELGA DEL 29S .........................................................................................................60 V. EL FANTASMA DE LA CULPA ...............................................................................................72 VI.LAS SALIDAS A LA CRISIS ..................................................................................................78 A. La dificultad para hablar sobre el futuro y la asunción del ciclo económico ..................................79 B. Las salidas de la resignación: individualización y mercado .........................................................80 C.      Las salidas desde el cambio: los modelos alternativos .........................................................82 VII. POSIBLES LINEAS DE TRABAJO ........................................................................................87 Addenda: Sobre el movimiento #15M .......................................................................................92 2
  • 3. La crisis según los trabajadores del conocimiento Introducción: ¿Qué es esto? El informe de resultados de un proyecto de investigación destinado a conocer la percep- ción, es decir, los discursos de los trabajadores del conocimiento en relación a “la crisis”. Hemos partido del supuesto de que los trabajadores del conocimiento, como trabajadores de la producción y la distribución de signos, tendrán/tienen un rol particularmente im- portante en la definición social de “la crisis”, de sus orígenes, de los actores implicados y de las posibles salidas, y esto es así en la medida en que dichos trabajadores tienen una mayor capacidad (que los trabajadores de otros sectores) para poner en circulación sus discursos. Hay que señalar que su discurso es, al menos en buena parte, el que nutre de valores y perspectivas el discurso de los medios de comunicación (ya que las trabajadoras cognitivas son las que trabajan en ellos), y por tanto, tiende a tener más eco e influencia. Además de este motivo de orden teórico, había otro de orden práctico para la elección de los trabajadores del conocimiento como objeto de esta investigación: quienes la hemos realizado también lo somos, de tal forma que esta proximidad “natural” facilitaba algo la tarea de “reclutamiento” de los informantes que finalmente participaron en la investiga- ción. De forma operativa, hemos entendido por “trabajadores del conocimiento” aquellos tra- bajadores cuya tarea esencial es la distribución de información y la producción de signos. Así, han participado en el estudio editores, periodistas y otros colaboradores con medios de comunicación, diseñadores de interiores, profesionales de la publicidad, el marketing y la comunicación, guionistas, trabajadores del sector de Internet (diseño gráfico, desarrollo web, agencias de marketing online…), profesionales de las artes escénicas, del ámbito de la divulgación científica, del sector de la moda, arquitectos… De este modo, el presente informe se basa en la realización de: • Cuatro grupos de discusión con 5-8 participantes en cada uno. Los informan- tes tenían entre 27 y 40 años y eran licenciados universitarios. Se ha diferen- ciando entre dos perfiles: o Lo que hemos dado en llamar “estables”: además de pertenecer a los sec- tores arriba indicados, tenían ingresos anuales superiores a 25.000€ brutos y contratos indefinidos o, en el caso de los autónomos, ese mismo nivel de ingresos y una línea regular de trabajo. o Lo que hemos dado en llamar “precarios”: tenían ingresos anuales inferio- res a 25.000€ brutos y contratos temporales (de duración determinada, en prácticas, como becarios, etc.) o, en el caso de los autónomos, ese mismo nivel de ingresos y una línea irregular de trabajo. En ambos casos (autóno- mos y asalariados) se aceptaba que hubiesen desarrollado temporalmente trabajos no cualificados (fuera del sector del “conocimiento”). Debido a limitaciones de los recursos disponibles, y también a la expectativa 3
  • 4. Introducción: ¿Qué es esto? de encontrar elementos transversales, no ha sido tenido en cuenta como va- riable en el diseño de la muestra el posicionamiento político (“ideológico”) de los informantes, de tal forma que los grupos de discusión han resultado inter- namente heterogéneos desde este punto de vista. Y, como veíamos, tampoco hemos distinguido entre trabajadores por cuenta propia y cuenta ajena en el diseño de la muestra. Se han realizado dos grupos de discusión con cada uno de los perfiles. Los grupos fueron de aproximadamente dos horas de duración cada uno y tuvie- ron lugar en Madrid en los meses de octubre y noviembre de 2010. ¿Quiénes somos? Un grupo de profesionales de la investigación social y de mercados: Fernando Díez, Miguel Gomis, Felipe Romero y Laura Vázquez. La maquetación el presente documen- to ha corrido a cargo de Jorge Correa y Javier Peña. Puedes contactar con nosotros en: trabajadoresconocimiento@gmail.com El documento se distribuye bajo una licencia Creative Commons Reconocimiento (by) ¿Y para qué lo hacemos? Por simplificar, diremos que partimos de una perspectiva de izquierda transformadora: nuestra intención es conocer en profundidad la narración y conceptualización de “la cri- sis” por parte de aquellos que tienen capacidad para generar discurso social. ¿Pueden los resultados de este estudio ayudarnos (a esa izquierda transformadora) a intervenir de forma más certera sobre la realidad de la crisis? ¿Puede ayudarnos a elaborar discursos con mayor capacidad de circulación? Con esta intención, en el último epígrafe (“líneas de trabajo”) se presentan algunas sugerencias dirigidas a los diferentes actores de este ámbito de la izquierda transformadora. Quizás dos aclaraciones resulten relevantes: • El proyecto se ha desarrollado de forma autónoma de cualquier organización. • Puesto que todo informe de resultados en investigación social (o de merca- dos) está atravesado de la subjetividad de los analistas, su pertinencia reside no tanto en una pretendida objetividad (anhelada, pero inviable) como en el hecho de ser capaz de decir cosas relevantes, significativas: esperamos haberlo conseguido. 4
  • 5. La crisis según los trabajadores del conocimiento Y una última aclaración con respecto al uso del género en el lenguaje empleado a lo largo del presente informe: para combatir la invisibilidad a la que las nor- mas del lenguaje condenan a las mujeres (100 mujeres y un hombre son ellos), en unas partes del documento se utiliza el género masculino como genérico inclusivo mientras que en otras partes se utiliza el género femenino también como genérico inclusivo, de tal forma que cuando decimos “las trabajadoras del conocimiento” o “las informantes” o “las autónomas” estamos queriendo incluir a hombres y mu- jeres. 5
  • 6. Resumen ejecutivo Resumen ejecutivo
  • 7. La crisis según los trabajadores del conocimiento Resumen ejecutivo 1. Los trabajadores del conocimiento Aunque el objetivo del presente proyecto no sea un análisis detallado de la naturaleza de la relación de los trabajadores del conocimiento con el trabajo asalariado, sí resulta de inte- rés destacar algunos rasgos que afectarán al modo en que éstos viven, interpretan y toman posición en relación a la crisis. • El trabajo (“trabajar de lo mío”) aparece como vía central hacia la autorrealización personal: por tanto, también, no obtener el trabajo deseado es fuente de profunda frustración. • El trabajo cognitivo se dibuja como un trabajo “flexible y etéreo”, dónde se difumina la frontera entre lo personal y profesional, en el que se exige y se valora como paradigma la creatividad, y en el que Internet aparece como el hábitat natural. • Cristaliza la figura del “emprendedor” como modelo. No sólo es una salida transitoria a la crisis sino que se constituye como un modelo “ético” deseable, a nivel individual y social, y que se contrapone (riesgo, esfuerzo, incertidumbre) a la figura que aparece como el anti-héroe por excelencia: el funcionario. 2. La crisis • La crisis financiera se configura como el epicentro de la crisis pero el contexto previo de consumo desenfrenado (apoyado en un crédito fácil) hace que la “culpa” de la crisis se socialice: “todos hemos sido culpables por vivir por encima de nuestras posibilidades” • Lo político es el gran ausente: ausente por impotente a la hora de jugar un papel distinto al de canalizar la conversión de la crisis financiera en crisis social. • La crisis ahonda la flexibilidad laboral y vital, empeora las condiciones laborales e incrementa la sensación de inseguridad. • Los “estables” vivencian la crisis desde el temor (aunque un temor muy vinculado al impacto en el consumo), los “precarios” desde el desánimo (la crisis acentúa el malestar ante una trayectoria profesional insatisfactoria). • La especificidad española: aunque el origen de la crisis pueda ser internacional, de inmediato se aterriza en la especificidad española, donde la burbuja inmobiliaria y la sensación de “vivir por encima de nuestras posibilidades” surgen con particular 7
  • 8. Resumen ejecutivo fuerza. Hay un enorme distanciamiento con “lo español”, una enorme desconfianza en la sociedad española, en sus actores públicos, pero también en el conjunto de la ciudadanía. • La emigración se configura como una opción plausible, disponible y deseable, en particular para los precarios. III. Los actores de la crisis • Los partidos y los dirigentes políticos o Los actores políticos aparecen en el discurso sobre la crisis de forma tardía. Cuando se mencionan, se desarrolla un discurso enormemente consistente y crítico, caracterizado por:  La indiferenciación de la clase política: “todos son iguales”, no en el sentido de la ausencia de diferencias ideológicas sino en el de que comparten un mismo interés, el propio, alejado del de la ciudadanía, agravado por su ineptitud, despilfarro y corrupción.  La percepción de la política como pura puesta en escena, más que como toma de decisiones sustantivas.  Un marco mental claramente delimitado, el bipartidismo, sin apenas referencias a otras alternativas. Este bipartidismo y la sensación de que los dos grandes partidos se parecen mucho entre sí, al menos en lo que a políticas económicas se refiere, delimita un escenario político construido sobre lo previsible; aunque con elementos criticables, resulta “conocido” y genera un marco de inteligibilidad y seguridad. Las opciones políticas minoritarias representarían el disenso, la salida de este marco seguro y previsible. o Solo entre los perfiles situados más a la izquierda (que con frecuencia comparten también lo indicado con anterioridad) se incide en el carácter injusto de las iniciativas de recorte y la incapacidad de “la política” para operar de forma autónoma respecto a la “economía”. • Sindicatos y sindicalistas: los sindicatos sólo aparecen al hilo de la huelga, es la huelga la que les hace “aterrizar” en la narración; su presencia en los momentos previos al conflicto es ignorada/invisible. De forma dominante, el acercamiento a los sindicatos se realiza desde la desconfianza, lo que termina por eclipsar cualquier otra consideración. Este discurso tiene varias vertientes (que con frecuencia también se reproducen desde la izquierda): o Los sindicatos no representan realmente a los trabajadores. 8
  • 9. La crisis según los trabajadores del conocimiento o De forma más concreta, los sindicalistas como depositarios de privilegios (con frecuencia, sin haber tenido experiencia directa con sindicalistas). o De manera más débil, un problema en la comunicación de sus mensajes y propuestas. o Solo desde algunos informantes situados a la izquierda se rescata la figura de los sindicatos, pero más como depositarios de una tradición histórica que por su práctica actual. • Patronal: las referencias a la patronal no pasan de lo anecdótico (menciones a Gerardo Díaz Ferrán). Sin embargo, es ilustrativo que en contraste con los sindicatos se le atribuye coherencia y honestidad: juegan el rol (defensa de los intereses de los empresarios) que se espera de ellos. IV. La Huelga del 29S • De forma general, tanto entre quienes no secundaron la huelga como entre quienes sí lo hicieron, las maneras de referirse a ella son altamente negativas e incluso peyorativas (tomadura de pelo, paripé, cubrir el expediente, sin perspectiva, pitorreo,..). o Quienes sí secundaron la huelga son muy críticas con los sindicatos y con las maneras y sobre todo los tiempos de la convocatoria. Sin embargo, la apoyan a pesar de todo, “por encima” de los sindicatos, convirtiéndola en un momento y una oportunidad de posicionamiento y explicitación de sus convicciones políticas, más que confiando en forzar la rectificación de la reforma laboral, objetivo que no se considera realista. o Por su parte, quienes no fueron a la huelga aducen una mezcla heterogénea de motivos y explicaciones de diferentes órdenes, que se solapan entre sí dando lugar a menudo a discursos contradictorios (cabe señalar también que algunos de estos discursos son compartidos también por los perfiles más afines a la huelga y que, de hecho, la secundaron, aún a pesar de estos discursos):  críticas “formales” hacia la convocatoria (esencialmente, inadecuación del momento y convocatoria “obligada”).  con considerable fuerza, el miedo explícito a la pérdida del puesto de trabajo u otras represalias laborales.  la consideración de la huelga como algo ineficaz, en un doble sentido: • la ausencia de referencias de éxito como consecuencia de movilizaciones colectivas 9
  • 10. Resumen ejecutivo • el trabajo inmaterial/del conocimiento no “puede” hacer huelga, o al menos el dispositivo convencional de la huelga como “parálisis de la producción” no aplica.  la pérdida de dinero que suponía ir a la huelga. • En todo caso: o Emerge un discurso de admiración y respeto ante experiencias de conflicto llevadas adelante con decisión y valentía (Metro de Madrid, Francia) o Aunque la huelga se describa como inadecuada, ineficaz, mal planteada, desarrollada por actores que no generan identificación, etc. parece existir en última instancia un reconocimiento de la legitimidad de la movilización (incluso entre aquellos que no la secundaron) entendida como una visibilización explícita de un malestar ético de fondo ante la crisis, su origen y sus consecuencias. V. El fantasma de la culpa • Un cierto sentimiento o sensación de culpa sobrevuela todo el discurso producido, culpa que aparecería en varios niveles: por “ser español”, por la clase política que tenemos, por los orígenes de la crisis (con el consumo del que todos hemos participado), por “no hacer nada” contra el desarrollo de los acontecimientos políticos e incluso por no haber participado activamente en la huelga. Una culpa que desemboca en la sensación de que “tenemos lo que nos merecemos”. • Como en el caso del catecismo católico, resulta prácticamente imposible evitar la culpa ya que es imposible no pecar, puesto que se peca de obra (haber vivido por encima de nuestras posibilidades); se peca de pensamiento (haber deseado vivir por encima de nuestras posibilidades, aunque no se haya logrado, como en el caso de las precarias); se peca de palabra (votando a los políticos -que a la vez rechazamos-, que es la forma de expresarnos por antonomasia en democracia); y se peca de omisión (no haber hecho nada contra las medidas injustas, o incluso por haber dejado de consumir)… VI. Las salidas a la crisis • El debate sobre la salida a la crisis no se articula alrededor de una reclamación de cambio sino desde la resignación y el escepticismo sobre la posibilidad del mismo. Diferentes elementos dificultan la formulación de “salidas”: por un lado, no se vislumbra un modelo alternativo al que nos ha llevado a la crisis (no los ha habido hasta el momento y ya no se espera que aparezcan). Por otro lado, la interiorización de “la culpa” de la crisis, que bloquea el pensamiento en tanto que hace nos 10
  • 11. La crisis según los trabajadores del conocimiento merecedores del “castigo” actual y genera una actitud de pasividad. Y, además, se produce una cierta identificación de la salida de la crisis con la situación previa a la misma: se considera que la salida es volver a la situación económica boyante anterior, que ahora se antoja como irreal. • Así, las salidas “realistas” a la crisis, las que se espera que ocurran, parecen profundizar en la dinámica de individualización y de “mercado”, y ello a varios niveles: o Salidas individuales: dimensión sobre la que más hablan las informantes. De manera general, domina la idea de que es uno mismo, a nivel individual, el que debe buscar sus propias soluciones para la crisis. Se dan en varias dimensiones: la recuperación anímica (el exigirse optimismo como primer paso), la emigración, la formación como inversión y la creación de empresas. o Salidas económicas/empresariales: desarrollo de nuevos sectores económicos y empresas (aunque con escasa certeza, concreción y expectativas, ya que se considera que España no dispone de un sector servicios innovador) y la formación de la fuerza de trabajo dentro de las empresas. o Salidas “políticas”: sólo en tanto que remiten a políticas de crecimiento económico y mejoras de la competitividad de los sujetos como fuerza de trabajo (I+D, apoyo a sectores emergentes y a PyMEs…). o Es decir, todas ellas, salidas y soluciones que pasan por realizar lo que se espera dentro del momento de crisis del ciclo del modelo económico: actualización y modernización que pasa por dar un peso fundamental a los aspectos individuales, actitudinales y de formación de la fuerza de trabajo. Del modelo, sólo se piensa en la “depuración” (en términos de mercado) de los sectores en crisis, es decir, el sector inmobiliario y, en segundo término, el turismo. Así, las expectativas en relación a “lo esperable” no pasan en ningún caso por un cambio de modelo. • Como se ha dicho, las posibles salidas “alternativas” aparecen con debilidad. Se enuncian en cuatro sentidos: o El planteamiento cuestionador global del modelo: presente entre aquellos que piensan en un cambio general de modelo económico que evite reproducir los mecanismos que nos llevaron a la situación actual. Si bien cuando se formula los restantes informantes parecen estar de acuerdo con esta crítica, no genera adhesiones claras, dado el discurso dominante de culpa y resignación. o El planteamiento de cambio de valores: viene a sugerir un cambio de valores como solución, el establecimiento de vínculos sociales más fuertes, menos individualistas, menos orientados al consumo, más que un cambio global. Suele despertar empatía y cierta “deseabilidad social”, pero mantiene dificultades para articular propuestas concretas. 11
  • 12. Resumen ejecutivo o El planteamiento autogestionario: se presenta como el modelo con mayor concreción, vinculado a alternativas colectivas frente a los modos de producción y consumo dominantes, donde se une la autogestión, la pequeña producción con el comercio electrónico y los mercados digitales para pequeñas empresas... Se trata de mantener un vínculo ambiguo con el “sistema”, de convivencia desde un modelo minoritario, sin integración o identificación con el mayoritario, sino más crítico, y apostando por pequeñas soluciones colectivas. No pretende tanto cambiar el modelo como encontrar dentro de él un espacio propio. Despierta cierto interés pero, para la mayoría, resulta algo lejano. o El planteamiento individualista extremo: emerge puntualmente un discurso individualista extremo: se hacen referencias a “soluciones individuales” frente al modelo dominante pero bajo la expectativa de generar mejores resultados bajo los criterios del modelo actual. Vendrían a señalar que una nueva “vuelta de tuerca” individualista, distanciada de las grandes instituciones, puede ser la mejor solución en los propios términos del modelo actual. 12
  • 13. La crisis según los trabajadores del conocimiento Las trabajadoras del conocimiento
  • 14. I. Las trabajadoras del conocimiento I. Las trabajadoras del conocimiento Como avanzábamos, la elección de las trabajadoras del conocimiento como sujeto central de esta investigación ha tenido tanto motivos prácticos (están más próximas a quienes la hemos realizado, lo que facilitaba su reclutamiento de cara a la realización de los grupos de discusión) como motivos teóricos (su papel parece particularmente relevante en la puesta en circulación de los discursos sociales en general y sobre la crisis en particular). Aunque no es objetivo de esta investigación hacer un análisis en profundad de esta catego- ría de trabajadoras ni del concepto de “trabajo cognitivo” (“inmaterial”, “del conocimien- to”…), sí resulta conveniente hacer algunos apuntes en torno a ciertos rasgos que parecen específicos de estas trabajadoras y que nos ayudarán a entender el resto de su discurso, analizado a lo largo del presente informe. Estos rasgos específicos tienen que ver con: • El trabajo como autorrealización: ‘aspiracionalidad’ y frustración en las trayectorias vitales. • El trabajo cognitivo como un trabajo “flexible y etéreo”. • La cristalización de la figura del “emprendedor” como modelo. A. El trabajo como autorrealización: ‘aspiracionalidad’ y frustración Para las trabajadoras del conocimiento el trabajo asalariado no es, o no es sólo ni princi- palmente, supervivencia ni salario, ni mucho menos una “maldición divina”. Bien al con- trario, a la relación con el trabajo se asocian valores como autorrealización personal, vocación y proyecto. Así, “trabajar de lo mío” se convierte en una expresión frecuente y en una aspiración generalizada. Además, las profesiones de nuestras informantes (periodismo y colaboraciones con medios y editoriales, marketing, publicidad y comunicación, arquitectura de interiores, desarrollo web, mundo de Internet en general, guionismo, teatro, moda, diseño gráfico, divulgación científica…) proporcionan estatus social (al menos, en términos de capital cultural y de reconocimiento social), al ser trabajos altamente cualificados y creativos y/o intelectuales (en el sentido de no manuales). En buena parte de los casos, esta condición se construye con claridad en relación a la gene- ración anterior, la de los padres (y se trata de una diferencia no sólo material sino también, y quizás sobre todo, simbólica): “Mi padre es un obrero de toda la vida de Dios (…)”. “Mi padre era un señor sacrificado que se iba al alba a trabajar y 14
  • 15. La crisis según los trabajadores del conocimiento venía por la noche, y era el que traía el pan a casa (…)” Así, independientemente de cuál sea la respuesta final ante la pregunta que se hacen las informantes sobre si viven mejor o peor que la generación de sus padres (debate que se aborda frecuentemente y sobre el que no hay consenso), lo que resulta claro es la diferen- cia profunda en los estilos de vida y en las expectativas de dichas generaciones precedentes y las suyas propias: “(…) O sea, nosotros vivimos muy bien, porque viajamos mucho, tenemos buena formación,pero muy poca gente ahora mismo con 25 años puede acceder una vivienda, y mis padres lo hicieron”. En este sentido, las trabajadoras del conocimiento, ya sean “estables” o “precarias”, de dere- chas o de izquierdas, comparten una actitud vital que podría calificarse como aspiracional, que alberga altas expectativas profesionales, personales y sociales, pero no tanto en tér- minos de un estatus socioeconómico concreto sino de obtener capital cultural y simbólico y autorrealización personal a través del trabajo. Pero es aquí donde se terminan las coincidencias entre los dos perfiles considerados, “es- tables” y “precarias”. Porque estas expectativas de promoción social ascendente, por un lado, y de autorrealización en el trabajo, por otro, se han visto satisfechas en el caso de las primeras mientras que no ha sido así en el de las segundas: o En el discurso de las estables no aparecen quejas en relación a su trayectoria y a su situación socio-económica (o laboral, podríamos decir). Cabe suponer, pues, que sus expectativas (vitales) en relación al trabajo se habrían visto satisfechas, al menos razonablemente. Como veremos más adelante, en relación al impacto de la actual “crisis” en sus vidas, las estables describen cambios y ajustes en sus niveles de consumo y tipos de ocio y hablan de un cierto “temor” (de carácter difuso), pero no hay ruptura ni frustración de sus trayectorias vitales. “La gente ha bajado un escalón en el ocio y en todo, si antes ibas a la montaña pues ahora te quedas aquí, vas a sitios que cuestan la mitad que antes” “Ahora estamos todos acojonados y no consumimos nada” o Sin embargo, entre las precarias, el carácter de la queja es de otra naturaleza, pues remite a la frustración de las mencionadas aspiraciones en términos de estatus social y de trayectoria vital. El siguiente fragmento ilustra varios as- pectos de esta problemática: cómo se acepta una situación laboral fuertemen- te precarizada a cambio de un (esperado) futuro mejor; cómo, aún a pesar de que el informante es crítico con esta situación, aparece en él la autoexigencia de flexibilizarse aún más; y cómo lo que está en juego es mucho más que un puesto de trabajo; es un “objetivo vital”: 15
  • 16. I. Las trabajadoras del conocimiento “Hay una serie de ciertas cosas que no hay que bajar. Yo reco- nozco que en mi caso [con 35 años y un máster], trabajar de becario a media jornada, aunque era un retroceso, significaba trabajar en un medio potente, a lo mejor, grupo PRISA y tal, aún haciendo una serie de labores que yo sé que podría hacer en otro sitio, a lo mejor en un medio regional, pero el caso es que en medios regionales…. Bueno, igual si me hubiese surgido la oca- sión, igual me hubiese ido de Madrid… Lo que sí yo creo que hay que plantearse dentro de la crisis, o sea, dentro de una tasa de desempleo brutal, es la movilidad, en el sentido de que quizá nos habíamos acomodado, amodorrado demasiado y lo que no hay que perder es: “sí, yo me reduzco hasta aquí, sí, pero hasta cierto punto, o sea, lo que no voy a dejar es que saques el látigo”. O sea, una cosa es que por trabajar cuatro horas una temporada me va a merecer la pena hacer este trabajo pero esto no es mi objetivo vital, quiero decir, es algo temporal. Lo tienes que utilizar como una plataforma o un trampolín, no sé, de alguna manera….” Los ejemplos de esta expectativa incumplida, de estos objetivos vitales siempre en estado de promesa son numerosos entre las precarias: (A) “Estudié arquitectura de interiores y ahora mismo estoy en paro. He estado trabajando en eso en Madrid y fuera, en París, y luego he estado trabajando en otras cosas, en Correos, porque como no encontraba absolutamente nada de lo mío, pues me metí en Correos… [Tono de mucho desagrado]” (B)”Me llamo XXX, tengo 27 años, de Vigo, estudié arquitectura de interiores, también estuve trabajando en París y ahora en el paro, porque en arquitectura… pues muy mal, aquí en España. Y nada, pero muy contento [ironía, risas]. En consonancia con esta frustración de expectativas, la universidad, adquiere una enorme presencia en el discurso de las precarias (no así en el de las estables, donde apenas se men- ciona). Aparece como fuente primordial de todas las “promesas incumplidas”: “Todos nos creíamos los reyes del mambo, todos o casi todos pro- cedemos de una generación donde nuestros padres no pudieron estudiar una carrera, y nos metieron, y nos metieron en la cabeza que si la estudiábamos seríamos los reyes del mambo y no somos los jodidos reyes del mambo (…)” “Y los filósofos camareros están a la orden del día y los periodis- tas porteros de discoteca están a la orden del día. Lo que pasa es que nos cuesta un poquito asumirlo y si no hay una movilización real es por desconfianza hacia los demás y por el estado de shock en el que estamos todavía de “ahí va!”. 16
  • 17. La crisis según los trabajadores del conocimiento Así, la universidad no habría cumplido la función que se le atribuía de manera indiscuti- da: garantizar la promoción social ascendente. En este mismo sentido de las expectativas vitales y laborales frustradas, ha resultado signi- ficativo el hecho de que las estables señalan de manera explícita el tener o no tener empleo como el factor determinante de cara a la vivencia de la actual crisis… - “(…) en España es una crisis fundamentalmente de empleo. Es decir, si pierdes el empleo estás en crisis” - “Sí, sí, estás en crisis” - “Y en una crisis terrible. Si conservas el empleo…” - “No estás en una crisis” - “Puedes tener problemas, pero es otra, es otra cosa. Entonces se establece una brecha absoluta (…)”. … mientras que en el discurso de las precarias, por el contrario, el trabajo (el empleo) no adquiere esta condición de límite o frontera (de “brecha”): la crisis para ellas tiene poco que ver con “tener” o “no tener” trabajo, precisamente porque la relación que mantienen habitualmente con éste es de por sí intermitente, frágil, cambiante (volveremos sobre esta idea más adelante). B. El trabajo cognitivo, un trabajo “flexible y etéreo”. En relación a la naturaleza del trabajo que desempeñan las trabajadoras del conocimiento, las informantes (tanto estables como precarias) conceptualizan el (o al menos su) trabajo como, por un lado, algo que está absolutamente mezclado con su vida personal (“es que mi vida está tan mezclada con mi trabajo”) y con sus relaciones personales y, por otro, como un “impulso” que nace o debe nacer de ellas mismas, impulso que es fundamentalmente creativo, imaginativo. En este sentido, la práctica o la promesa del trabajo “cognitivo” en- garza con la aspiración de autorrealización a través del trabajo señalada con anterioridad. De esta forma, las informantes diferencian en su discurso (a veces de forma sólo tácita pero no por ello menos clara) entre su trabajo y el trabajo inscrito en la concepción “for- dista tradicional”, según la cual el trabajo sería una actividad que se realiza por definición a cambio de un salario, que no constituye la “intimidad” del sujeto sino, bien al contrario, la “exterioridad del mundo”, en la que el sujeto no desarrolla su iniciativa y su personalidad sino que desempeña tareas encomendadas... 17
  • 18. I. Las trabajadoras del conocimiento Así, entre el “cognitariado”, su relación con el trabajo se encuentra muy alejada de los pa- rámetros con los que se ha concebido e incluso medido el trabajo tradicionalmente. Por ejemplo, el concepto -tan central en el pasado- de jornada laboral: “Y luego además hay una falta de cultura empresarial brutal en este país, que va desde la estructura más grande hasta la más pequeña. O sea, desde el concepto éste de comprar tu tiempo. Porque yo se supone que tengo un trabajo creativo y tengo que entrar a las 9 y marcharme a las 7 de la tarde. Y se supone que tengo que ser creativo y crear ideas. Tú me dirás durante ocho horas seguidas quien puede estar generando ideas, tú me dirás! “ Por otra parte, la flexibilidad temporal, los desplazamientos, la indiferenciación de lo per- sonal y lo laboral (trabajo de fin de semana),… quedan ilustrados en el siguiente verbatim, que señala una trayectoria profesional que finalmente “culmina” en la categoría “autóno- ma”, que se traduce de forma casi textual en “libertad”: “Cuento un poco mi caso… Viví un momento de euforia y ahora estoy en un momento que debería ser pésimo pero no lo es... Os cuento: yo antes trabajaba en una empresa de moda de lujo, muy potente, internacional… Yo tenía el típico trabajo que viajaba en bussiness, hotelazos… O sea, una cosa obscena. O sea, una cosa maravillosa pero... Dios mío… Como si  toda tu vida hubie- ra pasado de turista a bussiness, entera, ¿sabes? Entonces, una temporada... Obviamente tú sabes que eso, bueno, es como un amor de verano: vamos a disfrutarlo.   Y efectivamente, eso terminó. Yo mante- nía digamos un trabajo de fin de semana, yo escribía los fines de semana, etc, etc. Entonces me despidieron de esta empresa, súper de buen rollo porque de hecho sigo trabajando para ellos. Y al día siguiente… bueno, moví ciertas cosas, ya empecé, en teoría de forma muy precaria. Porque yo pasé de tener súper sueldo, súper estatus, súper todo a…. a hacerme autónoma. O sea, de un día para otro. O sea, no tuve ni vacaciones… casi. Pasé a hacerme autónoma, que era el suicidio más grande, dedicarme a escribir y a hacerme autónoma! Me decían: ‘¿vas a buscar tra- bajo?’ Dije; ‘no, no’  O sea, ni muerta. Yo quiero el típico rollo de gestionar mi tiempo y bla y ser libre” Como se puede intuir, esta concepción y vivencia del trabajo resultan distantes, cuando no refractarias, a las interpelaciones clásicas de las organizaciones de clase, como una convocatoria de huelga (que pretende “parar la producción”) o a las acciones colectivas en general (entre otras cosas, debido a que la creatividad, y en general su desempeño coti- diano, es vivido como un proceso individualizado). Volveremos sobre este punto cuando 18
  • 19. La crisis según los trabajadores del conocimiento abordemos la vivencia de la huelga del 29S. Por otro lado, los siguientes dos verbatims nos ponen sobre la pista del modo en que esta concepción y vivencia tienen en las nuevas tecnologías y en Internet su herramienta y su hábitat por excelencia; de que se trata a menudo un trabajo “intangible”; y de que puede y hasta debe hacerse gratis (al menos en un primer momento). (A) “Hay una filosofía del tema online que es muy, muy” (B) “Muy democrática” (C) “Y filosófica, como que antes de ser ingeniero, médico, pu- blicista, periodista, eres persona, hay que dar para recibir, hay que dar primero gratis y ya recibiré, hay que sembrar aunque sea para tener amigos en Facebook, y ya veremos cómo me sirve, cómo me repercuten estas amistades, este networking, pero está claro que hay esa filosofía y por eso a Google le fue tan bien, porque no tenía un plan de negocio hasta cinco años después de crearse; cinco años después era la empresa más grande del mun- do, y le fue tan bien porque empezó dando cosas free, gratis. Yo creo en esa filosofía también. Uno de mis proyectos va por ahí, por dar cosas gratis, ya veré por dónde gano dinero, ya veré. De momento lo hago gratis, servicios gratis, porque creo que tarde o temprano recibiré” “Yo, si estamos hablando cada uno desde su profesión, pues mira, qué puedo hacer, estoy escribiendo para muchos sitios gratis, para webs que están saliendo, para gente que está haciendo cosas Gratis de verdad, no porque el amo no nos pague (risas). Gente que está montando cosas, y: “tío, que no tenemos un duro, que nos viene guay que hables aquí de cine, de lo que sea”. E ir como creando allí, porque estamos en un sector que es muy etéreo, es el teatro, es la creatividad…” C. El emprendedor como modelo El discurso de las trabajadoras del conocimiento hace emerger, de forma constante en todos los grupos y con una considerable fuerza, la figura de “el emprendedor”, de manera común a todos los posicionamientos políticos (de derechas y de izquierdas) y tanto entre estables como entre precarias. 19
  • 20. I. Las trabajadoras del conocimiento Por un lado, el emprendedor aparece como una respuesta adaptativa ante una situación económica adversa (la crisis). Si el trabajo por cuenta ajena está resultando escaso y difícilmente accesible, se recurre al trabajo por cuenta propia como mecanismo de super- vivencia ante la escasez de recursos y opciones en el mundo de la empresa. “A mí lo que hizo esta chica me pareció fantástico porque, inde- pendientemente de lo que esté pasando políticamente o lo que sea, ella [después de que la despidieran] vio una realidad, se adaptó, se modificó, se hizo autónomo y empezó a funcionar. Se sacrificó, sobre todo, muchísimo, porque tiene que enviar facturas (…)” Sin embargo, lo que comienza citándose como un recurso adaptativo ante la incapacidad de encontrar un espacio medianamente satisfactorio en el mundo del trabajo asalariado, termina por desembocar con enorme intensidad en una exaltación del modelo mismo, que pasa a convertirse en una ética, en un “deber ser”: el emprendedor parece condensar de forma paradigmática todos los valores que rodean al trabajo cognitivo, algunos de los cuales ya han sido mencionados: creatividad, iniciativa personal, autorrealización, voca- ción, independencia, continuidad vida-trabajo, flexibilidad… El concepto “emprendedor” ofrece la promesa de un trabajo personalizado, “customiza- do”, artesanal y moderno al mismo tiempo, adaptado a las metas profesionales de cada microética personal o estilo de vida y donde semejante iniciativa personal se vería amplia- mente reconocida desde un punto de vista social y simbólico. De hecho, el término “em- prendedor”, que tiene todas estas connotaciones, es utilizado con mucha mayor frecuencia que el de “autónomo”. Con menor intensidad, el término “freelance” parece verse también envuelto de este halo de positividad, de forma que es utilizado de forma recurrente para la autodescripción por precarios que no logran generar ingresos suficientes para pagar la cuota de autónomos. En este mismo sentido, las PyMEs aparecen también como referencias altamente desea- bles (como veremos, las escasas ayudas a las mismas se consideran todo el tiempo uno de los principales problemas estructurales de España): las PyMEs aparecen como el “refugio” del emprendedor, como su hábitat de desarrollo natural; representan aquella estructura material y humana en la que pueden desarrollarse los valores mencionados (y no las “grandes empresas”, cuya estructura jerárquica, a menudo no meritocrática, de relaciones frías e impersonales, no sería favorable a este desarrollo). Llama la atención cómo este discurso (sostenido, como decíamos, tanto desde la derecha como desde la izquierda) es enormemente distante al que históricamente se ha mantenido desde la clase obrera industrial, para la que trabajar en una gran empresa es siempre mu- cho mejor que trabajar en empresas pequeñas o talleres, en la medida en que se espera que los sueldos y condiciones laborales sean mejores cuanto mayor es la empresa. “Y creo que para los sindicatos sería un cambio de discurso im- portante empezar a fijarse en las empresas que de verdad crean un tejido social y productivo en un país, que son las empresas pequeñas y medianas; son las que al final soportan los países. 20
  • 21. La crisis según los trabajadores del conocimiento Porque las grandes multinacionales no soportan los países (…)” Además, el discurso alrededor del emprendedor se asocia a una serie de valores individua- listas que de forma implícita plantean un distanciamiento, cuando no un abierto enfren- tamiento, con el universo de lo público (con el funcionario como “anti-héroe”). Veamos: • Un modelo individualista: el emprendedor y las PYMEs, erigidos así como modelos, son los ejes de un discurso que se sustenta en valores individualistas. La iniciativa y las soluciones particulares se dibujan con frecuencia como la receta para “salir de la crisis”, y más aún, para organizar el trabajo y la sociedad en general. El discurso sobre “el emprendedor” se articula sobre valores como individualidad e independencia con respecto al “cuerpo social”, lo que en ocasiones se hace explícito (sobre todo entre autónomos y estables): “Yo no entro en política, cada uno tiene que ver sus cosas y bus- car sus maneras de sobrevivir” “Claro que tiene consecuencias [las actuaciones de los poderes públicos], ¿pero tú como solucionas tu propia crisis? Individual- mente tienes que mirar las maneras de… (A)“Es que yo creo que si no nos movilizamos como sociedad estamos perdidos” (B) “Pero lo que pase alrededor, si te suben los impuestos…. Yo paso mucho de todo lo que pasa alrededor o de la gente, compañe- ros míos del mismo gremio, que son muy pesimistas, y lo que hay que mirar es cómo, individualmente, uno buscarse las canicas” • El conflicto con lo público: si “el emprendedor” y la PyME representan una ética y una estética radicalmente individualistas, en pos de un reconocimiento de ser quienes “de verdad” sostienen el sistema, tanto por su sacrificio (inseguridad laboral, impuestos, esfuerzo de gestión…) como por su iniciativa creativa; si esto es así, decíamos, termina por producirse un choque, más o menos latente o evidente según los casos, con ‘lo público’ como modelo. “Lo que no puede ser es que en este país haya la cantidad de funcionarios que hay, que no se fomente el tema de autónomos. O sea, yo no puedo cotizar en autónomos con las colaboracio- nes que tengo. O sea, hay meses que… o sea, ¿qué pago, enton- ces? ¿Lo que genere lo pago en autónomos? No! Pagas el IRPF y punto. Y si viene Hacienda y te dice: “tienes aquí no sé cuántos pagadores”. Bueno, pues no sé, pues ya veré cómo lo arreglo… esto está my mal montado… y esto, ¿de quién es culpa? Pues de 21
  • 22. I. Las trabajadoras del conocimiento quien lo ha montado así, te quiero decir… Pero es que no puede ser, es insostenible este sistema. Es insostenible. Y la crisis es una crisis estructural, directamente: demasiados funcionarios. No se fomenta a emprendedores que crean su propia empresa, o sea… ¿qué ayudas hay, realmente?” Este verbatim (proveniente de un informante posicionado claramente en la izquierda) pone de manifiesto cómo “el funcionario” aparecería como la figura antitética del ‘empren- dedor’, como el reverso de todas sus virtudes, como la categoría sobre la que condensan los valores justamente opuestos al emprendedor: trabajo acomodado y acomodaticio, rutina- rio, poco eficiente, nada creativo, para toda la vida, insertado en una gran estructura... Y también los beneficios del funcionariado (seguridad, trabajo de por vida, mejores condi- ciones laborales….) constituyen el reverso exacto del emprendedor o de la PyME (riesgo, incertidumbre, escasas ayudas…). Así, el funcionariado (que representa a su vez a lo público en general, al Estado) es denos- tado en la medida en que se sitúa en las antípodas del emprendedor, tanto desde un punto de vista simbólico (estilo de vida) como desde un punto de vista material (condiciones de trabajo). Este discurso se exacerba tanto que, sobre el autónomo, hay toda una serie de creencias, que no se corresponden con la realidad, acerca de su situación dentro del sistema de la Seguridad Social: “Y pregúntale a los autónomos, que no tienen una puta ayuda, que no tienen paro, que no tienen seguridad social, que no tienen nada...” Desde la izquierda surge un discurso minoritario que presenta de forma transparente y crítica esta asociación emprendedor-lógica individual, asalariado-lógica colectiva: “Mi experiencia laboral es distinta a la tuya, tú que eres autó- nomo. Yo soy asalariado y creo que los derechos que yo tengo se han conseguido así, con la negociación colectiva. Lo que dices [que cada cual debe tener iniciativa para solucionar sus propios problemas] tiene todo el sentido del mundo, pero debe haber un equilibrio entre el interés individual y el colectivo”. 22
  • 23. La crisis según los trabajadores del conocimiento La crisis
  • 24. II. La crisis 2. La crisis En este bloque atenderemos a la conceptualización de la crisis, sus orígenes y consecuen- cias percibidas. A. El ciclo temporal de la crisis La secuencia temporal que se construye al analizar la evolución de la crisis establece una descripción con las siguientes fases: • La pre-crisis: entre los perfiles más identificados con la izquierda se incide en la existencia de indicios indudables de la crisis que estaba por venir en momentos de indicadores macroeconómicos positivos (2004-2005), indicios que eran menospreciados por “catastrofistas”. (precaria A) “Los bancos prestándose unos a otros, repartiéndose mierda, no sé si los bancos se lo esperaban, pero a los demás nos pilló de sorpresa, esa es la idea con la que me he quedado”. (precaria B): “de sorpresa,…, permite que discrepe humildemen- te con lo de que pilló de sorpresa. Cuando yo empecé a seguir las movilizaciones de V de Vivienda, las sentadas por Vivienda Digna. Ya en 2004 había gente que iba con globos a las perfor- mance por la Puerta del Sol que decía: “no compréis vivienda, no compréis vivienda. ¿Habéis visto el corralito de Argentina? Os vais a ver con hipoteca y seguramente sin vivienda”. Y en Inter- net recuerdo que se ponía la foto del tío de los globos y decían que era un agorero, que no se qué,.. (estable A ) “Pero la grande es desde el 2008 realmente” (estable B) “ No estoy de acuerdo, por lo menos desde 2005 2006 se veía venir” (estable A) “Se veía venir, pero nos ha explotado en la cara” • La crisis financiera: el epicentro del terremoto. No siempre bien entendida, tiende a ser descrita como de origen internacional en primera instancia, aunque de inmediato se entremezcla con la especificidad española. 24
  • 25. La crisis según los trabajadores del conocimiento “Que vale, que yo creo que las crisis pueden venir, incluso a lo mejor como algo externo de fuera del propio país, pero si tu siste- ma estructural de base está mal no te vas a poder enfrentar… Al final es como una persona: las cosas te vienen; es cómo te puedas enfrentar a ellas y es evidente que por muy fuerte que tú seas hay cosas que te van a venir que te van a hacer bajar pero si tú tienes una buena base, pues podrás salir más rápido que a lo mejor otra persona que le hunde del todo” • La crisis social: es el momento presente, resultado de la anterior, cuya vivencia y consecuencias describiremos más adelante. Tiene que ver con el empleo (los altos niveles de desempleo) pero también, en parte, con las acciones de rescate por parte de los poderes públicos, rescate cuyos costes se trasladarían después al ciudadano. “A mí me parece que hay varias crisis. Está por un lado la crisis financiera, desde hace tres o cuatro años, y por otro la crisis que tenemos ahora, que es el latigazo de la anterior, creo yo... y yo pienso que la crisis que tenemos ahora que es básicamente de empleo, que es la que estamos, digamos, sufriendo más en nues- tras vidas, es causa de haber pagado la anterior... O sea, todos los préstamos que se hicieron a los bancos, o sea todo el salvamento de la banca y de los mercados financieros supuso una deuda para los gobiernos, y ahora precisamente los gobiernos están asumien- do esa deuda y eso lo pagamos los ciudadanos” Más adelante, en el epígrafe “las salidas de la crisis”, atenderemos a las expectativas sobre la superación de la crisis. En todo caso, es significativo el peso de la noción de “ciclo económico” en la conceptualización de la crisis: si bien como explicación de su origen parece tener una relevancia secundaria, de cara a su superación se convierte en una garantía de salida. “Obviamente, las crisis son ciclos, y unas van y otras vienen...” “Sí, dicen que las cuatro fases éstas de los ciclos, según cuando naces te montas en una parte de la ola” “Yo creo que lo que ha pasado es un ajuste lógico. Cualquiera que tuviera dos dedos de frente y unas nociones de economía de ba- chiller y que supiera mínimamente cómo funcionaban las cosas sabía que tenía que llegar un momento en que (…)” 25
  • 26. II. La crisis “Es un círculo. Volveremos a subir y volveremos a bajar. Yo espe- ro estar ya muerto para entonces (risas)” “Es que son ciclos económicos. Durante toda la historia ha habi- do ciclos económicos de sube y baja” Así, “los ciclos” aparecen como un fenómeno “natural” en la economía, y se depo- sita en ellos la confianza en que de forma también “natural” se logrará superar la crisis. No resulta claro si esto es algo que se cree o que se quiere creer pero, en todo caso, esta narración de los acontecimientos tiene el efecto, intencionado o no, de suprimir o neutralizar la necesidad de una intervención política, una intervención desde fuera de la economía, para superar la crisis o para evitar crisis futuras: si la economía se autorregula, no cabe sino esperar a que tales ajustes se produzcan. “No sé si es lo que pienso, lo que espero… Al final, siempre ha ha- bido crisis y esta no sé si la peor o no es la peor pero…. [Silencio de duda] Hombre, yo creo que va a bajar el paro; el paro tiene que bajar; o sea, no podemos subir… Pero no sé cómo. La verdad es que no lo sé… Habrá más trabajo (…)”. B. La responsabilidad y el origen de la crisis Hemos descrito los momentos que identifican los informantes, los estadios de la crisis. Sin embargo, más allá de la secuencia temporal, es interesante analizar las responsabilidades que se atribuyen en relación al origen, el desarrollo y el impacto de la crisis. • La crisis financiera: como el punto cero de la crisis, el epicentro desde el que llegarán las ondas expansivas que hoy alcanzan a la sociedad. Una crisis casi indescifrable, basada en el desarrollo de unos productos financieros escasamente comprensibles y que afectó inicialmente a las entidades bancarias. (Estable A) “Estoy totalmente de acuerdo con que hay una crisis de mercados, de mercado, con unos productos financieros que se inventaron, que no supieron ni cómo se inventaron...” (Estable B) “¡Que nadie entiende!” (Estable A) “¡Que nadie entiende y que nadie ha sabido explicar ni tal” 26
  • 27. La crisis según los trabajadores del conocimiento “De los bancos prestándose unos a otros, repartiéndose mierda, no sé si los bancos se lo esperaban, pero a los demás nos pilló de sorpresa, esa es la idea con la que me he quedado. Un poco me quedo con la explicación de crisis de Leopoldo Abadía, y de que todo eso acaba en paro, crisis es paro” o Como indicábamos, de inmediato la crisis financiera internacional se asocia con la descripción de una dinámica de acceso fácil al crédito en España, créditos que superaban la capacidad real de los endeudados. Estas dos explicaciones se asocian de forma tan estrecha que acaban por solaparse y no diferenciarse. “Lo que era una burbuja era que fueras al banco, pidieras para comprar una casa de 80 millones y te dieran 100. “Y para el coche (risas)” “Comprabas la casa de 80, pagabas los gastos de 3-4-7 millones, las reforma y el coche, y para tres o cuatro gastos y te daban para todo. Y te dices: ¿pero cómo? ¿Cómo es posible? Parte de esta crisis es culpa del sector financiero, no debían haber dado ese di- nero, si vale 80 en su momento máximo, da 80 a ese señor, no des 100. Si tiene los que tiene que devolver, como te lo va a devolver si eso vale máximo 80” Es interesante destacar la ausencia de la política (entendida al menos como la intervención de actores políticos convencionales o como la existencia de modelos políticos alternativos); política completamente desaparecida del discurso en relación a este momento de arranque, excepto menciones puntuales referidas a la ausencia de “control” o supervisión del ámbito financiero. • Si bien en términos temporales la crisis financiera es situada en el origen de la crisis, es descrita como un elemento más dentro un marco social más amplio caracterizado por una dinámica consumista que no fue cuestionada en su momento. Así, lo financiero se asocia al crédito, y el crédito, al consumo: como el consumo, que fue un consumo desbocado en los momentos anteriores a la crisis, es social, la responsabilidad final de la crisis acaba por “socializarse”. “La crisis, en mi opinión, es que ha venido por la irresponsabi- lidad de todos” 27
  • 28. II. La crisis “Al final todos hemos vivido muy por encima de nuestras posibi- lidades demasiado tiempo, y eso tenía que llegar un momento…” “Pero todos conocemos casos de gente cercana que… o sea, el vecino de toda la vida que sabíamos dónde curraba y de repente te aparecía con el Audi, y dices: “y este tío?”. “O el tío que cada tres años cambiaba de coche o…” o De este modo, imponiéndose a las explicaciones macroeconómicas, surge una sensación generalizada de haber vivido “por encima de nuestras posibilidades”, de manera que la crisis es “un castigo” que nos lleva “de regreso a la normalidad”. “Yo creo que hemos vivido como un 30 o 40% por encima de nues- tras posibilidades” “Pero por debajo de eso… Es que yo no creo que sea miedo, creo que es una caída a la más pura y dura realidad.” “Si, yo estoy de acuerdo contigo. Yo creo que no hay crisis, que hay realidad y punto.” o Aparece un discurso de “culpabilización colectiva” y de la crisis como “catarsis”, de correctivo merecido, discurso que ignora o soslaya el carácter internacional y estructural de la crisis, y que hace partícipe al conjunto de la sociedad de haber entrado en una dinámica de consumo, especulación y endeudamiento que se configura como el responsable “real” de la crisis, por encima de la crisis financiera y del acceso fácil al crédito, cuestiones que acaban por ser vistas más bien como la consecuencia de una pauta de consumo y endeudamiento que no resultaba sostenible (y que es éticamente criticable, como veremos). Esta socialización de la culpa (“la culpa la tenemos todos”) da lugar, paradójicamente, a una individualización de la culpa, en el sentido de que son los actos y decisiones individuales, los de cada individuo particular, enfrentado o no a su conciencia, los que son situados como causantes de la crisis, en detrimento de explicaciones y factores de carácter más institucional o estructural. “Estamos en un país en que mi propio padre se creyó que era rico. Mi padre es un obrero de toda la vida de Dios. Se había comprado 28
  • 29. La crisis según los trabajadores del conocimiento un piso por 8 millones de pelas hace 25 años y veía que ahora lo podía vender por 40 (…)” Como veremos más adelante, también en relación a las salidas de la crisis las soluciones individuales van a cobrar una gran centralidad, de tal forma que se produce el efecto de que, si las salidas a la crisis son individuales, es como si sus causas también lo hubiesen sido.  Solo de forma puntual, desde perfiles muy precarizados, o con apuestas claras desde la izquierda de cuestionamiento del modelo productivo, se rechaza este discurso de culpabilización colectiva. “A alguien le convendría darle ese crédito. No sé muy bien por qué, porque no sé de economía, pero por algo se lo habrían dado. Entonces, que la culpa recaiga tanto sobre el individuo cuando uno tiene la sensación de que estos fallos son absolutamente es- tructurales, me parece un poco…” Sin embargo, el discurso de la “culpabilidad colectiva” es claramente dominante y apenas genera resistencias (de forma llamativa incluso entre los precarios, cuyas condiciones parecen haber evitado que hayan hecho gala de ese consumo supuestamente excesivo). • La crisis financiera, nacida en este contexto de consumo desaforado, ha desembocado en una crisis social generalizada de largo y profundo alcance. o De forma directa, tiende a establecerse una relación directa entre crisis financiera (y los beneficios previos) y su posterior traducción en “sufrimiento social”. (A) “Vamos a ver, ¿sabemos o no sabemos que hace unos años se daban créditos salvajes, se estaban forrando, hemos estado vien- do durante 5 o 10 años que cuando se entregaban las cuentas anuales de los bancos subían un 50% los beneficios, o sea, burra- das, y de repente, cuando llega el 2008, empiezan los problemas, lo de Lehman Brothers y todo esto, y de repente hay que despedir a la gente? ¿Qué ha pasado con los miles y miles de millones que hemos visto que se han llevado?” (B) “Que se lo han llevado ellos” 29
  • 30. II. La crisis (A)“ Eso lo hemos visto todos, han salido en todos los medios de comunicación. El mismo dinero de la gente que están despidien- do” “Ha habido un boom de construcción exagerado igual, lo que pasa es que los bancos han dado dinero de manera irresponsable, han inflado una burbuja, se han forrado, y ahora en lugar de decir: “es culpa nuestra que hemos dado dinero de manera irres- ponsable, vamos a asumir las consecuencias”; no. Vais a asumir las consecuencias vosotros: bien os vais al paro o bien pagáis con vuestro dinero el rescate para la gente, con lo cual…” Aunque el contexto no resulta favorable a la movilización colectiva y existe la señalada sensación de culpa colectiva, existe un definido poso de malestar que podría definirse como “moral” o “ético”, identificándose con claridad que el coste de la crisis está siendo asumido de “forma injusta” por quienes no están en el epicentro de su origen. (A) “Después de lo que ha pasado, que lo hemos visto todos, que no está en los libros de historia, no es el crack del 29, lo hemos visto , todos tenemos claro de dónde vienen los problemas, y aún así, lo hemos visto, te echan a la calle y nos quedamos en casa” (B) “Es que no nos han educado para responder a las agresio- nes...” (A) “Es que nos han educado para no responder” (B)” jaja, es qué, coño, no sabemos responder a una agresión de ese tipo. Si viene un tío y te da una hostia, tú tienes claro que hacer, pero si te roban sibilinamente la cartera, se te queda una cara de gilipollas que dices ¿qué hago?” “Y algunos desgraciaos’ pensarán que [los recortes] son inevita- bles, como yo” o De nuevo, la política es la ausente en la construcción de la narración que va de la crisis financiera a la social. Tan solo se cita puntualmente al gobierno/ Estado en relación al rescate de las entidades financieras, rescate que no ha derivado en una corresponsabilidad social por parte de éstas. 30
  • 31. La crisis según los trabajadores del conocimiento “No, ahora siguen dando unas cuentas de beneficios del copón los bancos, y quien lo ha pagado, nosotros, el papá gobierno. Que deberían mentir por lo menos. Se pavonean de una manera” (B):” El Botín ese es...” (A):” Es que es dinero lo deberían devolver. Yo te doy mil, ganas 1500 pues dame mis mil, que voy a pagar a los parados los 400 euros por lo menos”. (C):” Pero es que no es negocio” C. La especificidad española Aunque si bien al interrogarse sobre los orígenes de la crisis tiende a señalarse a la crisis financiera internacional como el desencadenante, de inmediato se pone de relieve una sensación de especificidad española y se omite o ignora su origen internacional. La espe- cificidad española en relación a la crisis consistiría en: • Su gravedad, entendida como particularmente intensa. • El retraso en la salida de la crisis, que parece demorarse respecto a otros países cercanos. • Y, sobre todo, por una serie de factores que parecen agravar la crisis: la debilidad de la educación/sistema educativo, la envergadura de la economía sumergida, un tejido empresarial orientado al beneficio rápido, la falta de ayudas a la creación de empresas, la proliferación y duplicidad de administraciones públicas, un discurso peyorativo genérico sobre “lo español” y la que es la especificidad española por antonomasia, la “burbuja inmobiliaria”: o La debilidad de la educación como responsable “inicial”, en varios sentidos:  En términos de “educación en valores”, la escasa atención a formar en valores que los padres actuales estarían dedicando a sus hijos, y que llevaría a una cultura hedonista y consumista en éstos. “Hay otra partida que es la de la educación, que dices, qué mode- lo social vas a querer, si ahora mismo no va nadie a las escuelas de padres. Yo voy a un CAF, un centro de atención a las familias, hay muchísimas charlas, gratuitas, y están vacías, desiertas. Los 31
  • 32. II. La crisis padres no están preocupadas por ser padres, están preocupadas, yo que sé, quizás por sobrevivir económicamente. Hay otros que no, que por tener más no atienden a sus hijos. Esto de las escue- las de padres, que a muchos les parecerá una tontería, a mí no me lo parece, es sumamente importante para trabajar una socie- dad mejor. A los niños hay que darles cariño, hay que educarles, introducirles valores, eso hay que hacerlo desde muy pequeños. Yo creo que la cultura del botellón es consecuencia de esa nula educación, de que los padres no están con los hijos, y luego les compran excesivas cosas, y de que hemos pasado de un mode- lo autoritario a una cultura demasiado permisiva, y hacen así, “quiero esta wii”, y se la compran. Entonces, ¿qué modelo de so- ciedad queremos, una que sea menos consumista, que consuma responsablemente?, y para consumir responsablemente falta esa base educativa”  En términos de “eficacia productiva”, y orientación al mercado laboral. En este caso, centrado en el ámbito universitario (como se ha dicho, muy presente en el discurso de los precarios), se produce cierto debate entre la necesidad de incrementar la relación entre universidad y mercado o bien la relevancia de la autonomía universitaria como espacio independiente orientado a la producción y distribución de saber.  Los cambios sucesivos del sistema y modelo educativo como consecuencia de los cambios de gobierno, que vendrían a debilitar la consistencia de la educación de los jóvenes. o El peso de la economía sumergida, del dinero negro. Se trata de uno de los rasgos más típicamente españoles y que estarían más extendidos: (A) “Pero fíjate, ya habíamos conseguido que la economía su- mergida… ya estuviera todo más o menos claro…no sé qué, y otra vez vamos a empezar” (B) “Nunca estuvo claro” (A) “Pero todo el tema de las facturas en B” (B) “Pero eso siempre lo ha habido” (C) “Eso siempre lo ha habido en todos los sitios” (D) “Tenemos aquí un empresario, a ver cuéntanos (risas)” 32
  • 33. La crisis según los trabajadores del conocimiento o Un tejido empresarial orientado al beneficio inmediato, el escaso cuidado de sus recursos humanos y poco interesado en la formación y la innovación. o Ausencia de incentivos a la creación de empresas: como se ha indicado, es relevante señalar que se trata de una demanda que tiende a ser independiente del posicionamiento ideológico. La “mítica” del emprendedor parece haber superado en buena medida fronteras ideológicas. o La proliferación excesiva de administraciones locales/autonómicas, al calor de la corrupción urbanística y, en general, el solapamiento entre distintas funciones y administraciones públicas. “ (…) un ayuntamiento de la sierra que, hace 7 u 8 años tenía 6 ó 7 empleados. De repente, pasan de 600 habitantes a 5000 (…) y pasa de 6 empleados a 50 empleados. Ahora ya han acabado de construir todo, ya no hay ingresos pero tienen 50 empleados. Y no los va a echar, porque son sus primos, sus amigos, del partido, no sé cuánto…” o Un discurso genérico sobre “lo español”, asociado a conceptos como “picaresca”, dejadez, falta de esfuerzo y escaso compromiso. “Hay una cultura española de que somos los más listos, de que queremos llegar a este punto en el mínimo tiempo y lo más fácil” o Y ya de forma más minoritaria, desde posiciones claramente situadas en la izquierda, la limitada presencia del sector público. o Sin embargo, por encima de todos estos factores, la especificidad española por excelencia reside en la “burbuja inmobiliaria”, entendida como el factor crítico que con más fuerza agrava la situación. Asociada a esta cuestión aparecen:  En términos macroeconómicos, la debilidad en el momento actual de cierta parte de la banca española y la congelación del crédito.  El hiperdesarrollo de un sector económico caracterizado por el beneficio fácil y una captación de mano de obra escasamente cualificada y de difícil reinserción laboral. “(…)La gente joven se apunta, o se apuntó en aquella época a dedicarse a la obra porque ganaban muchísimo dinero” (B) “Ganaban pasta!” 33
  • 34. II. La crisis (A) “Y no les importaba ni estudiar ni formarse en otra cosa. Era una vida fácil, pero hoy en día no tienen ni estudios…” “Durante casi 10 años, en España hemos dependido de la cons- trucción. Yo he compaginado mi trabajo con la enseñanza regu- lar, soy profesora. Y te ocurría que incluso desde la familia, en bachillerato, cuando un chico, o una chica, pero sobre todo un chico, no iba demasiado bien, el padre o la madre te pedía que le aprobases enseguida, porque tenía un tío encofrador, que ga- naba un dineral, por supuesto todo en negro. Y que iban a poner al chico de encofrador con el tío, que lo facturaba todo en negro. ¿Qué ocurre? Que cuando en un momento dado esto ha hecho crack, hay una bolsa entera de trabajadores no cualificados, que no tienen dónde colocarse”  Y, rememorando las experiencias recientes, la “insensata” concesión de créditos y el precio desorbitado de la vivienda, que llevó, por un lado, al endeudamiento, por otro al retraso de la independencia del hogar paterno, y finalmente, a la aparición de una casta de “pequeños especuladores” . “A mí como ciudadana que me ha costado conseguir una vivien- da, esa gente me ha afectado mucho más de lo que me ha podido afectar un gran constructor de una urbanización como la de El Pocero, porque era el tipo de vivienda a la que yo quería acce- der para poder quedarme en mi barrio. Creo que esos pequeños especuladores han sido tanto o más dañinos como los grandes especuladores, grandes bancos” Así pues, la especificidad española alcanza a la totalidad de elementos que caracterizan el nacimiento y el desarrollo de la crisis: desajuste financiero y consumismo ilimitado (con la facilidad de acceso al crédito y la burbuja de la vivienda como caso ejemplar), la incapacidad de lo político (con un distanciamiento absoluto de la totalidad de actores, como veremos más adelante), y un impacto en lo social particularmente intenso (por una serie de rasgos estructurales previos: ineficacia del sistema educativo, ausencia de I+D, debilidad del tejido productivo, etc; diversos aspectos señalados con diferente intensidad, y diferente intención, por los diferentes perfiles). 34
  • 35. La crisis según los trabajadores del conocimiento En resumen, se incide en acentuar la gravedad de la crisis debido a factores propios. Existe una clara actitud de desvalorización de “lo español” (no en términos de “nación”, sí en términos de “la sociedad española”). Como veremos, no se reconocen espontáneamente organizaciones ni figuras de confianza, adoptándose un tono claro de distanciamiento hacia la totalidad de actores: empresarios, banca, sindicatos, políticos, medios de comunicación,.., pero sobre todo hacia el conjunto de la sociedad española. Aunque las trabajadoras no hablan sobre ello, como hipótesis desde el análisis realizado, cabe pensar que el cambio de discurso político dado por el gobierno del PSOE (con un momento clave en Mayo del 2010, a partir del cual toman cuerpo las reformas más significativas) junto con una mirada claramente cuestionadora sobre la economía española desde otros países e instituciones internacionales, ha podido contribuir con fuerza a construir esta percepción. Desde esta desafección hacia el país se anticipa una salida de la crisis aún muy distante y que dará lugar a una menor relevancia de España en la escena internacional. “Es verdad que España se va a quedar como un paisito así como del montón. Vamos, ya éramos del montón pero ahora más del montón todavía” Particularmente en el caso de los precarios, desde el distanciamiento sobre la situación española, la ausencia de expectativas en cualquier salida colectiva y el refugio en iniciativas particulares, surge recurrentemente a nivel de discurso la disposición a la emigración. “Si aquí no hay opciones, pues me tendré que ir fuera, aún a costa de perder a lo mejor tu familia, tus amigos, yo qué sé” “Y volví a España con el sueño americano para montar un estu- dio, que lo monté con una amiga, y nos empezó a ir muy bien y luego nos fue muy mal y todo se fue al garete. Y para mí, ¿qué es la crisis? Pues para mí la crisis es irme fuera. Yo estoy pensando en irme fuera” 35
  • 36. II. La crisis D. Las referencias internacionales Es interesante analizar las referencias que surgen en el contraste con España: se citan dife- rentes países como “prototipos” de otros modelos socioeconómicos y de otras respuestas a la crisis. • Londres, la huída: particularmente entre los precarios, Londres, o el extranjero en general, aparecen como la vía de escape individual ante una situación de crisis que se entiende que afecta particularmente a España. • Francia, la lucha: arquetipo de la resistencia (los grupos de discusión tuvieron lugar a la vez que el ciclo de Huelgas Generales en Francia), el ejemplo de quienes luchan. Incluso entre los distantes ideológicamente, Francia aparece como un ejemplo de “deber ser”, de luchas decididas por la defensa de los derechos. “Aquí no tenemos esa mentalidad, no hemos matado a nuestros reyes, y quizás eso sea lo que nos falte todavía” • Suecia o Alemania, el modelo. Los referentes, el ejemplo de sistemas que dejan a todos conformes, se posicionen a la izquierda o a la derecha. Coberturas sociales y ayudas para la creación de negocio, respeto por lo público y fomento del I+D…, configuran un modelo que resulta a priori deseable para todos, aunque tiene implicaciones que se da por hecho que no todos aceptan. (A)“Los españoles, por muchos motivos, porque nunca hay un solo motivo para las cosas, no estamos dispuestos a pagar el pre- cio social, intelectual, que hay que pagar, para ser Alemania, o para ser Suecia” (B) ”¿Pero qué precio hay que pagar? Yo quiero ser Suecia ma- ñana” (A) “Sí, pero hay mucha gente que no. Tenemos economía su- mergida porque hay muchos ciudadanos que prefieren cobrar en negro. Cuando hablamos de subidas de impuestos, es cierto que hay que matizar mucho, cómo se van a repartir esos impuestos, en qué se van a gastar las ayudas, es cierto, asumiendo eso, ha- blamos siempre de reducir impuestos y de privatizar servicios pú- blicos y nos encanta echarle la culpa de todo a los funcionarios. (C) “Alemania tiene más funcionarios, Suecia seguro” 36
  • 37. La crisis según los trabajadores del conocimiento • Y por último, Venezuela, el outsider: citada puntualmente, aparece como la “salida del tablero”. El que, para bien o para mal, establece sus propias reglas del juego: “Se equivocarán, pero por lo menos se equivocarán ellos” E. La vivencia de la crisis Existen diferencias relevantes en la vivencia de la crisis en función de la trayectoria profesional: • Entre los estables, se narra una situación económica personal similar a los momentos previos de la crisis, incluso dándose casos en los que la trayectoria profesional es claramente ascendente. “A mí es que me ha ido bien... Me ha ido mejor que antes” o De hecho, se describe una pauta de consumo (y el consumo, como posibilidad viable gracias a la continuidad del empleo, es precisamente el gran indicador de la situación personal) que no se ha visto afectada de forma relevante. Si bien se adopta una actitud basada en cierta prudencia y control del consumo, no parecen existir frenos originados en un recorte de los ingresos. “Si no te toca de cerca o realmente, quiero decir, si a ti lo único que te ha pasado es que no te aumentan el sueldo, pues no debe- ría afectarte, puedes ir a los mismos conciertos” “Pero si ves en la calle por ejemplo, a mi me parece alucinante, que tu vayas un viernes por la noche a cenar por ahí y no haya sitio en ningún restaurante. “¿Y en los conciertos? Conciertos de 80 pavos y está lleno” “Entiendo que hay muchísima gente que no ha perdido su traba- jo y no va a quedarse en su casa metida. No sé, a mi hay un mon- tón de veces que me da la sensación de que ni nosotros mismos somos conscientes de la crisis en la que estamos” 37
  • 38. II. La crisis o Esta mezcla entre trayectoria profesional mantenida o en ascenso y contexto de crisis acaba por desembocar en un discurso que pivota sobre el temor: aunque la crisis no ha desembocado en un daño a los ingresos y a la situación profesional, “miedo” es el término que surge con más intensidad para describir el estado de ánimo. En todo caso, se trata de un miedo “construido” y más bien “teórico”, en absoluto físico, vinculado en primera instancia a la posibilidad de perder estatus y de ver limitadas las posibilidades de acceso al consumo. “La crisis para mí es la sensación de miedo, es la sensación de que la gente no se atreve a hacer cosas o que tú mismo no te atreves a hacer algo” “Ahora estamos todos acojonados y no consumimos nada” (A) “Sigo teniendo esos mismos miedos. ¿Alquilo una casa más cara o más barata? Más barata, porque… ya no me siento tan va- liente como me sentía hace tiempo, no sé…, y para mí eso es una cosa que se iba contagiando a todo el mundo, también, no sé... (B)”Es que el miedo es tan poderoso… Es tan poderoso que pare- ce que no tiene nada que ver con lo económico, a veces puede no tener nada que ver con lo económico. Yo [que me va bien en lo económico] puedo tener, a veces, a veces, el mismo dinero o más a cambiarme de casa...” (A) “¡Pero no lo haces!” (B)”Pero no lo haces también porque hay un punto de pudor” o La “liberación” del miedo parece pasar por el distanciamiento respecto al compromiso del crédito. “También es verdad que yo no tengo hipoteca y entonces no tengo ningún miedo. Me cambio todo el rato de trabajo, me cambio todo el rato de país, me cambio de casa! Yo no tengo ningún mie- do, no tengo hipoteca, no tengo… nada!” • Mientras, en el caso de los precarios, la actitud dominante es de desazón y desánimo. 38
  • 39. La crisis según los trabajadores del conocimiento o En primer lugar, la crisis es para algunos más bien un “modelo de vida”: el impacto de la crisis en ocasiones se minimiza al ponerlo en contexto con una trayectoria laboral ya enormemente dificultosa. (A)”Yo, como siempre he estado en crisis, pues como los argenti- nos, estoy un poco acostumbrado a la crisis” (B) “Exacto, no es que la crisis no haya afectado, es que lo que no afectó fue la bonanza” “Yo, como he dicho antes, como siempre he estado en crisis, pues como los argentinos, estoy un poco acostumbrado a la crisis” “Todo el mundo le echa la culpa a esa otra entelequia llamada crisis, y no sabes muy bien a qué se refieren con ella, pero es que es eso, es que mis condiciones ya eran leoninas, ya eran precarias” “Es que si te soy sincero, es que en el sector que veo que estamos todos, es que es crítico siempre” o En este sentido, la crisis se suma a, o acentúa, una trayectoria profesional que no resulta satisfactoria. “Los últimos 8 años digamos que lo que más he trabajado es en periodismo, pero ahora mismo lo que hago son colaboraciones freelance dentro del ámbito cultural y ahora mismo la cosa está bastante mal, en el ámbito de periodismo, también. He estado en el paro bastante tiempo pero este año ya he empezado a encon- trar curro pero de otras cosas, pero bueno, al menos hay curro; de administrativo, camarero, lo que haga falta… Con tal de sobrevi- vir. Pero vamos, sigo echando curriculums, vaya… conoces gente en el medio… pero es que está muy mal el tema (...)” o Que, en ocasiones concretas, acaba por desembocar una problematización psicológica. “Pero también llega un momento, ¿sabes? En que si llevas mucho tiempo buscando trabajo entras en un ciclo de depresión, desáni- mo, pues no busco…” 39